miércoles, octubre 24, 2012

AUTOCARAVANA

 

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VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos 327

—Mañana a las cinco en mi casa —dijo Ilya Borisovich—. ¡Qué pena que no pueda
venir esta noche!
—¡Una pena! —contestó la voz titubeante—, pero verá, mis amigos me han
arrastrado a ver La pantera negra, una obra terrible, pero hace tanto tiempo que no
he visto a mi querida Elena Dmitrievna.
Elena Dmitrievna Garina, una hermosa actriz ya madura, había llegado de Riga para
montar un teatro de repertorio ruso en Berlín. El siguiente pase empezaba a las
ocho y media. Después de una cena solitaria Ilya Borisovich miró de repente el reloj,
sonrió maliciosamente, y tomó un taxi para ir al teatro.
El «teatro» era realmente una gran sala de conferencias, más que un teatro. La
representación no había empezado todavía. Un cartel de aficionado mostraba a
Garina reclinada sobre la piel de una pantera que había matado su amante, quien a
su vez la iba a matar a ella poco después.

 

        

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS    327

La historia sabe los diversos momentos
de esa pesadilla tan lúcida: el descenso arriesgado y pendular
por las escaleras de cuerda, el tambor del ataque, la precipitación
de los defensores, los arqueros apostados en la azotea,
el directo destino de las flechas hacia los órganos vitales del
hombre, las porcelanas; infamadas de sangre, la muerte ardiente
que después es glacial; los impudores y desórdenes de la muerte.
Nueve capitanes murieron; los defensores no eran menos valientes
y no se quisieron rendir. Poco después de media noche
toda resistencia cesó.
Kira Kotsuké no Suké, razón ignominiosa de esas lealtades,
no aparecía. Lo buscaron por todos los rincones de ese conmovido
palacio; y ya desesperaban de encontrarlo cuando el consejero
notó que las sábanas de su lecho estaban aún tibias. Volvieron
a buscar y descubrieron una estrecha ventana, disimulada
por un espejo de bronce. Abajo, desde un patiecito sombrío, los
miraba un nombre de blanco. Una espada temblorosa estaba en
su diestra. Cuando bajaron, el hombre se entregó sin pelear.
Le rayaba la frente una cicatriz: viejo dibujo del acero de Takumi
no Kami.Entonces, los sangrientos capitanes se arrojaron a los pies del
aborrecido y le dijeron que eran los oficiales del señor de la Torre, de cuya perdición y cuyo fin él era culpable, y le rogaron
que se suicidara, como un samurai debe hacerlo.
En vano propusieron ese decoro a su ánimo servil. Era varón
inaccesible al honor; a la madrugada tuvieron que degollarlo

 

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L a m u e r t e d e V i r g i l i o
Hermann Broch                           230  327-230=97

—¡Oh retorno! ¡Oh retorno de quien ya no necesita ser un huésped! No puede repetirse la sonrisa
que antaño nos rodeara, no puede repetirse el sonriente abrazo, la totalidad del ser del despertar y
del aún-no-haber-despertado, clareado y aún oscuro, no puede repetirse la dulzura en la que hemos
sepultado nuestro rostro para que lo visto no se convierta azar; oh, todo era nuestro, porque todo nos
era dado de nuevo, nada era azar para nosotros, nada era perecedero, pues imperecederamente
inmóvil era el tiempo de los mundos, oh el tiempo de los mundos, en el que para los mudos ojos del
niño no había habido nada mudo y todo había sido nueva creación...
—¡oh retorno, oh música del interior y el exterior! Hundida en nosotros, nos ha quedado como
un saber del antaño, hundida en nosotros nos ha elevado a su mayor ser, y nosotros, hundidos en
ella, más grandes que nosotros mismos, la hallamos más allá del azar; ¡oh música del interior y el
exterior! sólo lo que está oculto en nuestro yo es más grande que nosotros, es inmortal para nosotros
y libre del azar, en armonía con la voz de las esferas, pero lo que no llevamos en nosotros, es para
nosotros azar y azar permanece, es mortal para nosotros, ya nunca será más grande que nosotros, ya
nunca nos encerrará...
—¡oh retorno! todo es encerrado por el niño, todo se le vuelve música, todo inmortal, todo la
grandeza de la totalidad, envolviendo siempre con su sonrisa al niño y colmándole de ella, porque,
los ojos fijos en sus ojos, el todo pudiera refugiarse en su abrazo; ¡oh, eso no puede repetirse para
nosotros, porque todo es irrecuperable en el crecimiento vacío! y aunque crezcamos tanto, tanto,
que nuestros brazos se ramifiquen como corrientes, extendido nuestro cuerpo sobre tierras y
océanos hasta los límites del mundo, la luna en nuestro cabello, espacio nosotros mismos, nosotros
mismos la cúpula estrellada de la noche, la bóveda resplandeciente del sueño, sin fin, sin fin, un
solo irradiar, aun así seguimos fuera de nosotros mismos, seguimos expulsados, la noche no nos
abraza ni mañana alguna nos abrazará, porque estamos confinados, sin huida ni punto al que poder
huir, sin entrega a nosotros mismos, porque nuestros brazos no han atraído nada a nuestro corazón...

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GRAVES, ROBERT LA DIOSA BLANCA 206    327-206=121 

 

La creación de Adán en Hebrón en vez de en la Baja Mesopotamia es alarmante,
pues muchos eruditos en asuntos bíblicos consideran ahora los tres primeros capítulos
del Génesis como una leyenda jerahmeelita proveniente de Negeb en Judea que hicieron
suya los israelitas y se babilonizó durante el cautiverio. Jerahmeel («amado de la luna»)
es otro nombre del HérculesCanópico. El Dr. Cheyne restaura el texto de Génesis, ll, 8
como «Plantó luego Yavé un jardín en Edén de Jerahmeel». Y dice:
Los jerahmeelitas, de quienes los israelitas tomaron la leyenda,
probablemente situaban el Paraíso en una montaña muy alta, a veces en un
jardín, en alguna parte del territorio jerahmeefita. La montaña con un
bosquecillo sagrado en su cumbre ha desaparecido del relato del Génesis, 11,
pero está atestiguada en Ezequiel; y en el etíope Enoch, XXIV, el árbol de la
vida está situado en una cordillera del sur. En cuanto a la localidad, si es
exacto que la frase hebrea «una tierra que mana leche y miel» se refería
originalmente muna parte del Negeb (Números, XIII, 23, 27) podemos deducir
que esa tierra fértil, con sus vides, granadas e higueras (véase Génesis, 111, 7),
había sido en otro tiempo el Paraíso jerahmeel

ROBERT MERLE WEEK-END EN ZUYDCOTE    327

Volaban muy alto,en apretada formación, y de súbito se pusieron a evolucionar graciosamente,como hicieran antes ,separándose ,juntándose y volviéndose a separar.Caían de ala,giraban,iniciaban un picado,volvían a elevarse,viraban,describían círculos,formaban ochos,y después,de pronto,en triangulo,con el morro hacia adelante,hacían una salida de aves migratorias ,la interrumpían,volvían sobre sus pasos y se dividían de nuevo.Aquello semejaba figuras ensayadas de ballet,de un gigantesco ballet a dos mil metros de altitud,una especie de danza sacra antes del ataque.

 

2012-10-08 13.59.15

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