viernes, noviembre 02, 2012

NUMEROS INVENCIBLES

 

                                                              

 

                

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos 139

Intentó recordar, frotándose la frente con la
palma de la mano.
En la última página había un dibujo a tinta: los cuartos traseros de un elefante, dos
columnas gruesas, la punta de las orejas y una cola diminuta

Lolita
Vladimir Nabokov 138

Apenas miró la famosa roca de forma curiosa y espléndido rubor que se destacaba sobre las
montañas y que había sido el punto de partida hacia el nirvana para una corista
temperamental. La ciudad había sido recién construida, o reconstruida, sobre el
chato suelo de una meseta a siete mil pies de altura. Pronto habría de aburrir a
Lo, esperaba, y zarparíamos hacia California, hacia la frontera mexicana, hacia
bahías míticas, desiertos con pitas, espejismos. José Lizarrabengoa, como
recordarán ustedes, había planeado llevarse a su Carmen a los États Unis.
Conjuré un partido de tenis en Centroamérica, en el cual participaban
brillantemente Dolores Haze y varias campeonas de colegios californianos. Los
viajes de buena voluntad y deporte. ¿Por qué suponía yo que seríamos felices en
el extranjero? Un cambio de ambiente es la falacia tradicional sobre la cual
descansan los amores –y los pulmones– condenados

La vida y la muerte me
están desgastando MO YAN 139

—¡Dejad en paz a mi buey! —grité—. ¡Canallas, dejadle en paz!Mi hermano Jinlong —¡hermano, no puedo creerlo!— todavía se encontraba sobre tu lomo,
con el rostro pálido y una mirada de asombro en los ojos, con los dedos pegados a tus orificios de
la nariz. Le golpeé con mi cuerda.
—¡Maldito traidor! —grité—. ¡Quita la mano de ahí, quítala de ahí!

EL LIBRO TIBETANO DE LOS MUERTOS
BARDO-THODOL                           99     138-99=39

Método de aplicación de las técnicas. Es preferible que se encuentre presente el
maestro al que se había confiado el difunto.
Pero si no puede estar presente este maestro, un hermano del Dharma, que haya hecho
los mismos votos, o, a falta de él, un hombre venerable instruido en la misma tradición,
o cualquier persona capaz de leer claramente con voz articulada, debe leer varias veces
la Gran Liberación por la Escucha (8). Esto le recordará al moribundo lo que le ha
enseñado su maestro espiritual y verá instantáneamente la luz fundamental y alcanzará
la liberación sin la menor duda.
Momento de la aplicación. Cuando cesa la respiración exterior y afluye el soplo (9) al
canal sutil central y aparece como luz el conocimiento, como lucidez del espíritu en la
que nada se produce.
Después de eso, el soplo escapa a los canales sutiles laterales de derecha e izquierda, y
así las impresiones del bardo se van elevando al espíritu. Así pues, antes de que tenga
lugar esa huida, debe leerse la Gran Liberación por la Escucha.
Duración de la aplicación. El período que abarca desde el instante en que cesa la
respiración exterior hasta que se retira la corriente vital. Esto dura aproximadamente lo
mismo que se tarda en consumir una comida.

 

 

 

GRAVES, ROBERT LA DIOSA BLANCA, 138

Europa, que aparece allí sentada en un
sauce, con un cesto de mimbre en la mano, y le hace el amor un águila, es no solamente Eur-opa, «la del ancho rostro», es decir, la Luna Llena, sino también Eu-ropa, «la de los
mimbres florecientes», o sea Helice, hermana de Amaltea. Llevar sauce en el sombrero
como distintivo del amante rechazado parece haber sido originalmente un amuleto
contra los celos de la diosa Luna. El sauce le está consagrado por muchas razones: es el
árbol que más ama el agua, y la diosa Luna es la que da generalmente el rocío y la
humedad; sus hojas y su corteza, fuente del ácido salicílico, son muy eficaces contra los
calambres reumáticos, que antiguamente se atribuían a hechicería

JAMES JOYCE
ULISES                        138

Vamos. Sediento. Se está nublando. No
hay nubes negras en ningún lado, ¿no es así?
Tormenta de truenos. Todo luminoso él cae,
orgulloso relámpago del intelecto, Lucifer, dico,
qui nescit occasum. No. Mi sombrero y mi
báculo de peregrino, y sus sandalias mías.
¿Dónde? A tierra anocheciendo. El anochecer se
encontrará a sí mismo Asió su garrote por la empuñadura,
dando estocadas suavemente, entreteniéndose
todavía. Si, el anochecer se reencontrará en mí,
sin mí. Todos los días dan con su fin

 

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