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JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS 810
En un ojal sangraba un clavel; en un saco ajustado
se adivinaba el bulto de una daga. Bruscamente sentimos que
jugaban su última carta, que eran taimados, ignorantes y crueles
como viejos animales de presa y que, si nos dejábamos ganar por
el miedo o la lástima, acabarían por destruirnos.
Sacamos-Jos pesados revólveres (de pronto hubo revólveres en
el sueño) y alegremente dimos muerte a los Dioses.
JAMES JOYCE
ULISES 810
El zumbido de las correas de cuero
sacudiéndose y el susurro de dínamos de la
usina de fuerza motriz instaron a Esteban a
seguir caminando. Seres sin ser. ¡Detente! El
latido siempre sin ti y el latido siempre adentro.
De tu corazón cantas. Yo entre ellos. ¿Dónde?
Entre dos rugientes mundos donde ellos se
arremolinan, yo. Hazlos pedazos a los dos. Pero
atúrdete tú mismo en el golpe. Hazme pedazos
tú que puedes. Alcahuete y carnicero eran las
palabras. ¡Oiga! Todavía no por ahora
Roberto Bolaño
2666 810
A los doce había empezado a estudiar en una escuela en el Pueblo de las Chicas
Habladoras. Pero la escuela, por varias razones, todas ellas perfectamente
justificables, no le gustaba, de tal modo que se entretenía
por el camino, que para él no era horizontal o accidentadamente
horizontal o zigzagueantemente horizontal, sino
vertical, una prolongada caída hacia el fondo del mar en donde
todo, los árboles, la hierba, los pantanos, los animales, los cercados,
se transformaba en insectos marinos o en crustáceos, en
vida suspendida y ajena, en estrellas de mar y en arañas de mar,
cuyo cuerpo, lo sabía el joven Reiter, es tan minúsculo que en
él no cabe el estómago del animal, por lo que el estómago se
extiende por sus patas, las que a su vez son enormes y misteriosas,
es decir que encierran (o que al menos para él encerraban)
un enigma, pues la araña de mar posee ocho patas, cuatro a
cada lado, más otro par de patas, mucho más pequeñas, en realidad
infinitamente más pequeñas e inútiles, en el extremo más
cercano a la cabeza, y esas patas o patitas diminutas al joven
Reiter le parecía que no eran tales patas o patitas sino manos,
como si la araña de mar, en un largo proceso evolutivo, hubiera
desarrollado finalmente dos brazos y por consiguiente dos manos,
pero aún no supiera que los tenía. ¿Cuánto tiempo iba a
pasar la araña de mar ignorando aún que tenía manos?
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