domingo, noviembre 02, 2014

HACHAS PARA LA PAZ.


                                     


este hacha de grandes dimensiones (unos treinta centímetros) que no fue utilizada en su época, ya que carece de marcas o golpes. Por estar fabricada en piedra no muy resistente, ha de suponerse tuvo originariamente también un carácter votivo. De ello que posiblemente aquel que hace cientos de años la encontró y guardó como un amuleto contra el rayo, la hallara en un lugar semisagrado (necrópolis neolítica o bajo algún santuario antiquísimo). Lo que concedería un carácter más que especial a esta bella bifaz, que tenían como mágicas aquellos que por entonces desconocían la Historia (sin saber que en los más remotos tiempos estos objetos eran usados como hachas o martillos -de mina-). 

Las más primitivas hachas se hicieran en piedra pulimentada -objetos que hallarían los antiguos en las tumbas, dólmenes y viejos santuarios-, acrecentaría este interés acerca del valor sagrado de lo pétreo. Unas armas líticas que guardaban y veneraban hasta no hace tanto; tras encontrarlas bajo tierra y como si se tratara de preciados tesoros, ya que se suponía eran enviadas por el rayo (o por los dioses al caer del cielo). De tal manera, en Roma era sabido que uno de los cultos más antiguos fué el de ese Júpiter Lápidus, adorado en un hacha pulimentada y sobre el que juraban sus cargos los más distinguidos mandatarios del Imperio. Deidad pétrea que sin lugar a dudas mucha relación tuvo con el doble faz Cretense (Labrys) cuya forma era igualmente la del lingote metálico para crear armas. Aunque esas bifaces de piedra fueron más bien tenidas como un talismán protector de la tormenta y de las que incluso se afirmaba, eran de origen aerolítico. Una costumbre y creencais que llegaron casi hasta nuestros tiempos, en los que aún escuché hablar de varias supersticiones -de gran belleza- acerca de las llamadas "piedras del rayo". Hachas neolíticas, que al hallarlas las gentes en el campo, decían era un trozo del relámpago que al caer sobre el terreno se hundía siete varas(unos cinco metros); para ir emergiendo del suelo una vara por año y conseguir salir del todo al séptimo. Por lo que el afortunado que las encontraba, gozaba de la protección contra el rayo, las tormentas (e incluso las enfermedades) (3) -en nuestra imagen bajo estos párrafos recojo una de estas "piedras del rayo"-. Todo ello conformaría la mitología que rodeó a Odín y a Thor (con su matillo), pero igualmente a Hefaistos y al Labrys de Creta. Deidades del metal antiquísimas de donde creemos fue originada Cibeles, como diosa del mineral y de la protección; nacida desde estas maternidades (como la referida Hebet) y desde la bifaz pétrea , tan cercana al hacha doble Minoica, que se unían al concepto del lingote (imprescindible para crear las armas que daban la seguridad y el poder). 
Hemos encontrado en el collar del tesoro de El Carambolo escrito el nombre de la diosa "Ku-y-ba-ba", (comunmente conocida por "KUBABA" o "KYBEBE").Deidad que es la antecesora y de la romana Cibeles y cuyo orígen está en los cultos ctónicos de la fertilidad y del metal. De ello que fuera adorada en la forma de un betilo (aerolítico) tanto en Mitani, en Frigia, como entre los romanos. Piedra cuadrangular que considero simbolizaba a la diosa de los minerales; de lo que habíamos deducido también que la voz "civilización" tenía aquel origen etimológico, naciendo de la voz "Cibeles" y esta a su vez de "Kuibaba". Cuyo significado era el betilo (cúbico) que se veneraba como recuerdo del principio de la metalurgia -del hierro-. Una arte o sabiduría nacida del mineral que proporcionaba las armas, imprescindibles para mantener la paz y la Sociedad en aquellas nuevas civilizaciónes férreas -metal que por primera vez se halló en el interior de los aerolitos.


http://plataformadescaruanda.blogspot.com.es/2014/04/tartessos-el-simbolo-es-una-conjuncion.html


                                     BETILO



Piedra Sagrada. Palabra proveniente del término hebreo Beth-El: Morada de Dios o Recuerdo de los Dioses.

En algunas culturas semíticas también se utiliza para designar a los vestigios de meteroritos que golpeaban la tierra ("piedras de rayo"). Se utiliza este nombre para señalar cualquier tipo de piedra erguida que evoca la presencia de la divinidad y el emplazamiento de un lugar sagrado. Por extensión el término se aplica a cualquier piedra que se considere sagrada por una cultura.
La mayoría de los Betilos, probablemente provenientes de meteoritos, estaban dedicados a los dioses o eran reverenciados como símbolos de los mismos.

Tesoro del Carambolo


El Tesoro de El Carambolo es un conjunto de varias piezas de oro y cerámica de origen fenicio, que fueron encontradas en 1958 en el cerro de El Carambolo en el municipio de Camas, a tres kilómetros de Sevilla. La fabricación del conjunto está datada, según varios expertos, en un lapso entre los siglos VI a V AC para el collar, y en torno a la primera mitad del siglo VII AC para el resto de las piezas. Recientes estudios concluyen que se trata del ajuar propio de animales que eran sacrificados en templos fenicios.

DIOSA DE DOBLE HACHA JUNTO AL ÁRBOL DE LA VIDA.


Se trata de una imagen de renacimiento después del sacrificio de la muerte, como también indica la colocación del brillante sol junto a la luna menguante.“El punto central de este anillo sello es la doble hacha de la vida y la muerte, situado en el centro, que simultáneamente separa y une las escenas representadas a cada lado de sus filos. A la izquierda figura el aspecto sacrificial y mortífero de la diosa; la escena muestra seis cabezas de animal y, por encima de ellas una figura pequeña cubierta con el escudo de un guerrero micénico que sujeta un cetro o bastón y apunta a las cabezas cortadas. A la derecha, una escena que sirve de contrapunto: encarna el aspecto de la diosa que da la vida, y muestra un árbol frutal repleto, una morera, quizá, con la figura de un niño, o niña, joven aparentemente elevándose de la tierra a punto de coger su fruta.

      La diosa está sentada bajo el árbol de la vida; como en Mesopotamia y en Egipto, esto simboliza su poder nutricio en tanto que dadora de alimento, señalado por su mano izquierda que ofrece el pecho. Da la bienvenida a dos sacerdotisas que llevan tocados de serpientes similares al suyo, extendiendo hacia ellas con la mano tres cápsulas de amapola llenas de semillas, la fruta de la transformación. Bajo el brazo extendido de una de las sacerdotisas, y entre éstas y la diosa, una pequeña figura femenina parece haber surgido de la tierra; sujeta una diminuta hacha de filo doble en una mano y en la otra una rama en flor. Aparecen nuevos brotes de vegetación bajo ella. Podría tratarse de la hija de la diosa que emerge de la tierra como la nueva vida nacida a partir de la muerte, siguiendo el principio de renovación continua. La empuñadura del hacha grande de doble filo conduce directamente hacia esta hacha diminuta, poniendo en relación, tal vez, la vida cotidiana con la vida simbólica que todo lo abarca, y este renacimiento particular tras la muerte del invierno con el ciclo vital de regeneración. Campell comenta que esta pequeña figura representa el punto medio de equilibrio entre la pequeña figura descendente que lleva el escudo y la otra, también pequeña pero ascendente, que coge la fruta. En el hacha de doble filo de la vida y la muerte se concentra el significado fundamental de la escena, en la que las sacerdotisas se dirigen hacia la diosa desde el lado de la muerte, estando la diosa sentada en el lado de la vida, sanando esa división mediante su presencia. El tono alegre del cuadro indica que se trata de una imagen de renacimiento después del sacrificio de la muerte, como también podría insinuarse por la colocación del brillante sol junto a la luna menguante”. 

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