miércoles, enero 21, 2015

BARAKA.


 


Baraka

La palabra árabe baraka o barakah (بركة) significa «bendición» divina. Se emplea en francés y español con el significado de «suerte providencial». En general se dice que alguien «tiene baraka» cuando ha superado favorablemente una situación muy peligrosa. La palabra entró en el idioma francés en tiempos de la colonización francesa de Argelia.
De esta acepción de baraka provienen algunos nombres propios, tales como:

Mohamed: "He recibido 26 impactos de bala por hablar"

Mohamed, un devoto musulmán que reside en el barrio de El Príncipe en Ceuta ha llegado a tener protección policial por sus palabras. Mohamed muestra al equipo de ‘En Tierra Hostil’ las huellas de dos disparos que tuvieron lugar en su casa y confiesa que su familia está destruida. Mohamed asegura que se ha convertido en una persona no grata en el barrio, le han llegado a quemar cinco coches y ha recibido 26 impactos de bala en su cuerpo.


 Se dice que Franco tenía Baraka. 

La baraka es la buena suerte, una especie de don milagroso que permite salvar la vida una y otra vez en el saber popular marroquí. Esa baraka se la atribuyeron los rifeños. Se salvó de que le volasen la cabeza en la Guerra del Rift, cuando uno de los tiradores rifeños (famosos por su puntería) se desvió escasos milímetros al dispararle mientras cagaba. Meses después una bala le reventó el abdomen y consiguió sobrevivir. 


Raza es una producción española que sintetiza el ideario del buen español desde la perspectiva del régimen dictatorial de Francisco Franco en los primeros años de la posguerra a través de la historia de tres hermanos y sus vicisitudes durante la guerra civil. Se estrenó en 1941, dirigida por José Luis Sáenz de Heredia y con guion técnico del mismo director a partir de un argumento de Jaime de Andrade, seudónimo bajo el que se ocultaba el general Francisco Franco.
La película narra la historia de cuatro hermanos, Isabel, Pedro, José y Jaime, hijos del capitán de navío Pedro Churruca y descendientes deCosme Damián Churruca, «el más sabio y valeroso marino de su época». Churruca padre, emulando a su ilustre antepasado, muere al principio de la película en Cuba, que aún es colonia española, en una misión suicida contra la armada de los Estados Unidos. Su muerte es producto de la masonería que domina la política española y que ha abandonado la isla y a los militares españoles que la defienden a su suerte. Antes de partir hacia el martirio, sin embargo, don Pedro hace lo posible por transmitir a sus hijos el espíritu inherente al apellido Churruca, que es el espíritu de los almogávares: «guerreros elegidos, los más representativos de la raza española: firmes en la pelea, ágiles y decididos en el maniobrar».
                                                             
  ALMOGÁVARES
Sobre el origen del nombre existen diversas teorías: su origen en el árabe المغاور al-mugāwir («el que provoca algaradas») o en المخابر al-mujābir («el portador de noticias»), y finalmente una tercera teoría sostiene que viene del adjetivo gabar, que se traduce como «orgulloso» o «altivo».
El primer uso del término se sitúa en los territorios de Al-Ándalus en el siglo X, para referirse a pequeños grupos armados de sarracenosdedicados al saqueo y los ataques sorpresa.Los aragoneses fueron los primeros cristianos documentados en adaptar esas estrategias y luchar como esos grupos de sarracenos conocidos como almogávares, por lo que finalmente acabaron siendo conocidos por el mismo nombre.

Se caracterizaban por ser tropas de choque de infantería que combatían a pie, con armas y bagajes ligeros, generalmente con un par de lanzas cortas (azconas), un cuchillo largo (llamadocoltell) y a veces un pequeño escudo redondo como única defensa. Llevaban la barba crecida y vestían pobremente, únicamente un camisón corto (tanto en verano como en invierno), llevaban un grueso cinturón de cuero y calzaban abarcas de cuero. Además siempre llevaban consigo una buena piedra de fuego, con la que antes de entrar en batalla solían golpear sus armas, por lo que estas echaban unas enormes chispas, que unidas a sus terribles gritos, aterrorizaban a sus enemigos. De gran valor y fiereza, aquellos procedentes de la Corona de Aragón entraban en combate al grito de «Desperta Ferro! Matem, matem.


Una de almogávares


De ese centenario se ha hablado poco, pues nadie puede hacerse fotos a su costa. Hace setecientos años justos, además de salvar el imperio bizantino del avance turco, los almogávares arrasaron Grecia. Fue un episodio sólo comparable a la conquista de América por bandas de aventureros sin nada que perder salvo el pellejo -que se cotizaba a la baja- y con todo por ganar si salían vivos. 

                                       
                                         
                                                                  BARAJA
                                 
                                   

Miguel de Cervantes
DON QUIJOTE DE LA MANCHA   175

Roldán fue tan buen caballero y tan valiente como todos dicen, ¿qué maravilla?, pues al fin era encantado, y no le podía matar nadie si no era metiéndole un alfiler de a blanca por la punta del pie, y él traía siempre los
zapatos con siete suelas de hierro.

GRAVES, ROBERT LA DIOSA BLANCA, vol. I   175

En Irlanda,durante la Edad de Bronce, lo mismo que en Creta y Grecia, tanto el ciervo como el toro
estaban consagrados a la Gran Diosa. En la Creta minoica el toro se hizo dominante
como el Minotauro, «el Toro Minos», pero había también un Minelaphos, «Ciervo
Minos», que figuraba en el culto de la diosa Luna Britomartis, y un Minotragos, en el
culto de la «Cabra Minos». Las astas encontradas en el cementerio de New Grange
indican que el ciervo era el animal regio de los danaenos irlandeses y figura
destacadamente en el mito irlandés: un episodio de Tbe Cattle Raid of Cuailgne, parte
de la saga de Cuchulain, muestra que una corporación de sacerdotes del venado
llamados «Las Arpas Bellas y Afortunadas» tenía su sede en Assaroe, Donegal. Oisin
nació de la diosa cierva Sadb, y al final de su vida, cuando montó en el corcel-hada de
Niamh, la del cabello dorado, y corrió entre los lamentos de los fenianos a su isla
paradisíaca, tuvo una visión: un cervatillo sin cuernos perseguido en las aguas del mar
por los sabuesos blancos con orejas rojas del Infierno. El cervatillo era él mismo. Hay
algo semejante en el Romance de Pwyll Príncipe de Dyfed: Pwyll sale a cazar y se
encuentra con Arawn, el rey de Annwm, montado en un caballo pálido y persiguiendo a 
un ciervo con sus sabuesos blancos con orejas rojas.El destino del rey astado -del que Cernunnos, «el cornudo», de Galia, es un

ejemplo conocido- es puesto de manifiesto en el mito griego primitivo de Acteón, a

quien Artemisa metamorfoseó en ciervo y persiguió hasta darle muerte con sus perros.

Hacía esto en su apodos, o reaparición anual, cuando renovaba su virginidad bañándose

desnuda en una fuente sagrada, después de lo cual tomaba otro amante. La Garbh Ogh

irlandesa, con su jauría, era la misma diosa: se alimentaba con carne de venado y

pechugas de águila. El antiguo mito del rey ciervo traicionado sobrevive curiosamente

en el convencionalismo, tanto británico como continental, que atribuye al marido

cornudo un par de cuernos bifurcados. Las máscaras de ciervo del 1° de mayo en

Abbot's Bromley, en el condado de Stafford, son semejantes a las de Siracusa en la

Sicilia antigua, y a juzgar por un fragmento épico relacionado con Dioniso, una de las

máscaras disfrazada como el ciervo Acteón era perseguida y devorada originalmente.


JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS         175

Cerca de una parva de pasto seco comieron los rivales, seguramente
estudiándose, y cuando tal vez los ánimos se acaloraron,
vino la invitación a un visteo hecha por el sureño y aceptada en
el acto por el nuestro.
Saltarín como era el azuleño, resultaba inalcanzable para el
facón de su rival, prolongándose la lucha en perjuicio de Wenceslao.
Desde arriba de la parva un peón de Doña Hipólita, eme
había cerrado la puerta de su pulpería en vista del cariz de la
cuestión, presenciaba atemorizado las alternativas de la pelea.
Resuelto Wenceslao a obtener una decisión, descubrió su guardia
ofreciendo su brazo izquierdo protegido por el poncho que tenía
arrollado. Cayó como el rayo el del Azul con un terrible hachazo
descargado sobre la muñeca de su contrincante al tiempo que la
punta aguzada del facón de Wenceslao lo alcanzaba en un ojo.
Un alarido salvaje rasgó el silencio de la pampa, y el azuleño puesto
en fuga se refugió tras la sólida puerta de la pulpería mientras
Wenceslao pisaba su mano izquierda sostenida por una tira
de piel y de un tajo- la separaba del brazo, metía el muñón en
la pechera de su blusa y corría tras del fugitivo, rugiendo como
un león y reclamando su presencia para continuar la lucha.

                     
   

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