martes, febrero 03, 2015

OS DEJO QUE MIREIS.




BLAVATSKY.H.P ISIS SIN VELO  15

Mucho más atrás de los cuatro mil años computados por la Biblia a la actual edad del mundo, y en los himnos correspondientes a esta preadámica era encontramos preceptos morales idénticos en el fondo y muy parecidos en la forma a la doctrina expuesta por Jesús en el sermón de la montaña. Así se infiere de las investigaciones llevadas a efecto por los más eminentes egiptólogos y hierólogos. Dice Bunsen sobre el particular:


Las inscripciones de la duodécima dinastía abundan en fórmulas ritualísticas correspondientes a muy primitivos tiempos, así como se ven extractos de los libros herméticos en los monumentos de las primeras dinastías... De estas inscripciones se infiere que para los egipcios el primer fundamento de piedad consistía en dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo y enterrar a los muertos. En aquella época se conocía ya la doctrina de la inmortalidad del alma, según demuestra la tablilla n.º 562 del Museo británico (39).



VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos               15


—¡Pal Palych, tienes invitados!
El dio un respingo, se azoró, tomó educadamente la mano que tú le ofreciste con
un gesto tan conocido, tan indiferente, y luego tomó mi mano en sus húmedos
dedos y la estrechó un segundo. Parecía que tuviera el rostro moldeado en arcilla,
con bigote fláccido e inesperados surcos.
—Lo siento, estoy sin vestir, ya lo veis —dijo con una sonrisa culpable. Agarró un
par de puños de camisa, que aguardaban tiesos como cilindros en el alféizar de la
ventana, y se los puso apresuradamente.
—¿En qué estás trabajando? —le preguntaste con un destello de tu pulsera. Pal
Palych se esforzaba en embutirse la chaqueta con movimientos violentos.
—Nada, estoy enredando un poco —escupió como atragantándose al hablar—. Es
una especie de estantería sin importancia. No la he acabado todavía. Aún tengo que
lijarla y darle el barniz. Pero mirad esto, lo llamo La Mosca... —y con un movimiento
vibratorio de sus manos unidas, lanzó al aire una especie de helicóptero de madera
en miniatura, que se elevó a las alturas con un zumbido, dio un golpe seco en el
techo y cayó al suelo.
La sombra de una sonrisa pasó cortés por tu rostro.
—¡Pero qué tonto soy! —Pal Palych comenzó de nuevo—. Os esperaba arriba,
amigos... Esta puerta rechina. Lo siento. Permitidme que vaya delante. Me temo que
la casa está desordenada.
—Creo que se había olvidado de que me había invitado —dijiste en inglés mientras
subíamos las escaleras que crujían a cada peldaño.
Yo contemplaba tu espalda, los cuadros de seda de tu blusa. Desde algún lugar en
el piso de abajo, probablemente el patio, nos llegó la poderosa voz de la campesina,
«¡Gerosim! ¡Gerosim!». Y de repente se me hizo prístinamente claro que, durante
siglos, el mundo no había dejado de florecer, de dar vueltas, de cambiar sólo para
que, ahora, en este preciso instante, pudieran combinarse y fundirse en un acorde
vertical aquella voz cuya resonancia nos llegaba desde abajo, el movimiento de tus
hombros de seda, y el aroma de las tablas de pino.


William Golding  El Señor de las Moscas  15


Esto sí que es explorar —dijo Jack—. Te apuesto a que somos los primeros que entramos en este sitio.
Deberíamos dibujar un mapa —dijo Ralph—. Lo malo es que no tenemos papel.
Podríamos hacerlo con la corteza de un árbol —dijo Simón—, raspándola y luego frotando con algo negro.
De nuevo, en la temerosa penumbra, brotó la solemne comunión de ojos brillantes.
¡Bárbaro!
¡Fantástico!
No había espacio para volteretas. Aquella vez Ralph tuvo que expresar la intensidad de su entusiasmo fingiendo derribar a Simón de un golpe; y pronto formaron un montón alegre y efusivo bajo la sombra crepuscular. Cuando se desenlazaron, Ralph fue el primero en hablar.
Tenemos que seguir.
El granito rosado del siguiente risco se encontraba más alejado de las trepadoras y los árboles, y resultaba fácil seguir la vereda. Esta, a su vez, les condujo hacia un claro del bosque, desde donde se vislumbraba el mar abierto. El sol secó ahora sus ropas empapadas por el oscuro y húmedo calor soportado. Para llegar hasta la cumbre ya no habrían de zambullirse más en la oscuridad, sino trepar tan sólo por la roca rosada. Eligieron su camino por desfiladeros y afilados peñascos.
¡Mira! ¡Mira!
Las piedras desgarradas se alzaban como chimeneas a gran altura en aquel extremo de la isla. La roca que escogió Jack para apoyarse cedió, rechinando, al empuje.
Venga...
Pero este «venga» no era una incitación a seguir hacia la cumbre. La cumbre sería asaltada más tarde, una vez que los tres muchachos respondieran a este reto. La roca era tan grande como un automóvil pequeño.
¡Empuja!
Adelante y atrás; había que coger el ritmo.
¡Empuja!
Tiene que aumentar el vaivén del péndulo, aumentar, aumentar, hay que arrimar el hombro en el punto que más oscila... aumentar... aumentar.
¡Empuja!
La enorme roca dudó un segundo, se balanceó en un pie, decidió no volver, se lanzó al espacio, cayó, golpeó el suelo, giró, zumbó en el aire y abrió un profundo hueco en el dosel del bosque. Volaron pájaros y rumores, flotó en el aire un polvo rosado y blanco, retumbó el bosque a lo lejos como si lo atravesara un monstruo enfurecido y luego enmudeció la isla.
¡Qué bárbaro!

¡Igual que una bomba!



APRENDIENDO A VIVIR
Colección Daidoji              15


“Nadie debería morir sin esforzarse en despertar”
se afirmaba en la antiguedad. Hoy ni siquiera sabemos que estamos soñando.
Cuantos más apegos, más dificil, cuanto más natural, más cósmico.
Le preguntaban a un maestro zen, ¿cuál es el Camino? A lo que contestó: tu mente ordinaria
y natural es el Camino. ¿Cómo podré ponerme de acuerdo con ella? Cuando tratas
de estar de acuerdo con ella, te desvías.
No es posible tratar de ser naturales, inventarlo. Es imposible aprender a volar con piedras
en los bolsillos. Desbloquearse, actuar sin pensar, impremeditadamente y con libertad,
exige un entrenamiento y comprender sin comprender. Estamos en otro nivel de
consciencia, desacostumbrado, desconocido aunque miles de veces vivido, sólo que sin
consciencia de él.
El zazen es la Práctica de la meditación que actualiza ese tipo de consciencia. Las
Enseñanzas de Buda que nos orientan hacia una vida real. El esfuerzo que hemos de
hacer se debe a llevar mucho tiempo fuera de la realidad, separados del Cosmos por
sólo palabras.
                                         


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