En tiempos lejanos, la ubicación de las villas se realizaba sirviéndose de un animal salvaje: se perseguía a éste y en el lugar en que se le abatía se erigía un santuario. Alrededor de este altar se construía el pueblo.
Existe una antigua leyenda según la cual Teruel fue fundada en el mismo lugar en que un toro se paró a beber agua y alguien, que estaba allí para verlo, observó que una muy brillante estrella refulgía entre sus astas. Esta imagen, tan poética por otra parte, sería perpetuada incorporándola al escudo de nuestra ciudad. E incluso, según la misma fuente, el propio nombre de Teruel tendría su origen en la fusión de las palabras "toro" y "Actuel", que así se llamaba la estrella en cuestión. Hasta aquí la leyenda.
lo primero que hicimos fue buscar el nombre de Actuel entre los catálogos estelares a nuestra disposición
De entre todas las clases de fenómenos astronómicos que podían producir una muy honda impresión en nuestros antepasados (eclipses de sol y de luna, cometas luminosos, etc.), existe uno particularmente llamativo, la aparición de estrellas "nuevas" en el cielo, conocidas como supernovas, que por su carácter explosivo pueden aumentar de brillo miles de veces en pocas horas. Fenómeno tan extraordinario como poco frecuente, se calcula una explosión cada tres siglos en nuestra galaxia, sin duda calaría hondamente en las conciencias y, a falta de explicación racional, serían abundantes las interpretaciones en términos mágicos o premonitorios. Por tanto, se trataba de encontrar fenómenos de este tipo registrados en fechas anteriores a la fundación de la ciudad, es decir, entre los siglos XI y XII.
Y, efectivamente, en esas mismas fechas hubo uno que nos llamó poderosamente la atención por la gran cantidad de concordancias que con la leyenda posee. Nos referimos a la supernova del año 1054, cuyos restos todavía hoy se pueden contemplar en la llamada "nebulosa del cangrejo". Sabemos que al explotar, esta estrella alcanzó tal brillo que pudo contemplarse varias semanas incluso durante el día. Aun cuando en el mundo occidental no hay constancia escrita de su existencia, solo los chinos se preocuparon de ello, no dudamos que causó una impresión rotunda y duradera entre sus contemporáneos.
Pues bien, dicha supernova fue visible en la muy conocida constelación de Taurus (El Toro), y precisamente entre las dos estrellas que delimitan la cornamenta, por lo que su descripción figurativa es con toda exactitud la que aparece en nuestro escudo, que en este supuesto seria una representación simbólica de un suceso astronómico. El hecho que la leyenda nos remita al momento "oficial" de la fundación de la ciudad, en el año 1171, es decir un siglo y pico después, no invalidaría en absoluto la hipótesis planteada por cuanto cada día parece más evidente la existencia en Teruel de un poblamiento islámico anterior a la "conquista".
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