Solandra, Trompetero gigante,
Copa de oro, Copa dorada, Planta trompeta
Son olorosas de noche.Las flores tienen sustancias alucinógenas utilizadas en antiguas ceremonias sagradas.
http://fichas.infojardin.com/trepadoras/solandra-maxima-trompetas-copa-de-oro-copa-dorada.htm
TROMPETA DEL ANGEL-BRUGAMANSIA
Contiene en abundancia potentes toxinas. Que incluyen la atropina, hiosciamina y escopolamina. Presentada en el documental de 2007 VBS.tv “Aliento del Diablo de Colombia”, la escopolamina de la planta es extraída por personajes nefastos en Colombia y utilizada como una potente droga que deja a las víctimas totalmente despiertas pero inconcientes de sus acciones. En esencia los convierte en zombies vivientes. La escopolamina se absorbe fácilmente a través de la piel y las membranas mucosas, lo que le permite al agresor simplemente soplar el polvo en la cara de la víctima. El documental narra los horrores sufridos por víctimas de estos ataques. Un relato describe a un hombre sacando de su casa todas sus pertenencias para entregarlas a unos ladrones, sin recuerdo alguno de ello.
http://www.sinembargo.mx/22-01-2012/124200
PAUL AUSTER
La trilogía
de Nueva York 79
Nos pusimos el abrigo, salimos y cogimos un taxi hasta la calle Sesenta y nueve
Este. Nevaba desde hacía una hora y las calles ya presentaban peligro. Tuvimos poca
dificultad para entrar en el edificio, nos colamos por la puerta con uno de los inquilinos
que llegaba en ese momento. Subimos y encontramos la puerta de lo que había sido el
piso de los Stillman. Estaba abierta. Entramos cautelosamente y descubrimos una serie
de habitaciones vacías. En un cuarto pequeño al fondo, impecablemente limpio como
todas las demás habitaciones, vimos el cuaderno rojo tirado en el suelo.
Robert Graves
La Diosa Blanca 79
New Grange «Castillo en espiral», girando el dedo índice como explicación, podía decir: «Nuestro rey ha ido al Castillo en espiral», o sea: «ha muerto». Una rueda giratoria ante la puerta de un castillo es común en las leyendas goidélicas. Según Keating, la fortaleza mágica de la hechicera Blanaid en la isla de Man estaba protegida por una de esas ruedas y nadie podía entrar hasta que se quedaba inmóvil. Frente a la entrada de New Grange hay una ancha losa con espirales talladas, la cual forma parte del cerco de piedra. Las espirales son dobles:seguid las líneas con el dedo de afuera a dentro y cuando lleguéis al centro encontraréis el comienzo de otra espiral enrollada en dirección inversa que os sacará del laberinto.
Por consiguiente, el esquema simboliza la muerte y el renacimiento.
«Las trece cosas preciosas», «Las trece joyas reales».
William Golding
El Señor de las Moscas 79
Ralph y Piggy, tumbados en la arena, contemplaban el fuego y arrojaban
perezosamente piedrecillas al centro de la hoguera, limpia de humo.
—Esa rama se ha consumido.
—¿Dónde están Samyeric?
—Debíamos traer más leña. No nos quedan ramas verdes.
Ralph suspiró y se levantó. No había sombras bajo las palmeras de la plataforma;
tan sólo aquella extraña luz que parecía llegar de todas partes a la vez. En lo alto, entre
las macizas nubes, los truenos se disparaban como cañonazos.
—Va a llover a cántaros.
—¿Qué vamos a hacer con la hoguera?
Ralph salió brincando hacia el bosque y regresó con una gran brazada de follaje,
que arrojó al fuego. La rama crujió, las hojas se rizaron y el humo amarillento se
extendió.
Piggy trazó un garabato en la arena con los dedos.
VLADIMIR NABOKOV
La defensa Luzhin 79
—Vivimos un bello sueño—dijo él suavemente—.Ahora lo comprendo todo.—
Miró a su alrededor y vio la mesa y las caras de los invitados reflejadas en el
samovar,en una curiosa perspectiva ondulante,y añadió con un inmenso alivio—:
¿Así que también esto es un sueño?¿Esta gente es parte del sueño?Bueno,bueno...
—Calma,calma,¿de qué está hablando?—murmuróella con ansiedad.
Luzhin pensó que tenía razón,que no se debían poner trabas a los sueños...que por
el momento toda esa gente se quedara allí sentada.Pero lo más notable de ese
sueño era que a su alrededor,evidentemente,estaba Rusia,país que el propio
soñador había abandonado muchos años atrás.Los habitantes del sueño,gente
alegre que bebía té,conversaban en ruso,y el azucarero era idéntico a uno del que
se había servido azúcar en la terraza de una casa de campo un rojo atardecer de
verano muchos años atrás.Luzhin registró este regreso a Rusia con interés,con
placer.Le divertía sobre todo la ingeniosa repetición de una determinada
combinación,lo que ocurre,por ejemplo,cuando una idea excesivamente
problemática,descubierta hacía tiempo en teoría,se repetía de modo espectacular
sobre el tablero en una partida real.
Todo el tiempo,sin embargo,ora débil,ora poderosamente,sombras de su vida de
ajedrecista penetraban en ese sueño,y,finalmente,se disolvió y era ya de noche y
estaba en el hotel sumido en pensamientos de ajedrez,insomnio de ajedrez y
meditaciones sobre la drástica defensa que había inventado para oponerse a la
apertura de Turati.Estaba por completo despierto y su mente funcionaba con
claridad,limpia de cualquier perturbación,consciente de que todo lo que no fuera
ajedrez no era sino un sueño encantador,en el que,como el halo dorado de la luna,
la imagen de una dulce doncella de ojos claros y brazos desnudos se disolvía y
derretía.Los rayos de su conciencia,que solían dispersarse cuando entraban en
contacto con el mundo no del todo inteligible que lo rodeaba,perdiendo así la
mitad de su fuerza,se habían vuelto más fuertes y concentrados tan pronto como
este mundo se había disuelto en un espejismo y por lo tanto no había ya necesidad de preocuparse por él.
John Kennedy Toole
La conjura
de los necios 79
Desde una ventana, los dos vieron al señor Levy
subir a su coche deportivo. Rugió el motor y el señor Levy desapareció en
unos segundos, dejando una nube azul de gases.
—Tal vez fuera mejor que me pusiese a archivar —dijo Ignatius cuando
cayó en la cuenta de que estaba mirando fijamente por la ventana a la calle
vacía—. ¿Querrá usted firmar esa correspondencia, para que pueda yo
archivar las copias a papel carbón? Ahora podríamos examinar ya sin peligro
lo que haya dejado aquel roedor del expediente de Abelman.
Ignatius espió mientras el señor González falsificaba laboriosamente
Gus Levy en las cartas.
—Señor Reilly —dijo el señor González, enroscando cuidadosamente la
tapa de su pluma de dos dólares—. Voy a bajar a la fábrica a hablar con el
capataz. Vigile usted esto, por favor.
Ignatius supuso que el esto del señor González se refería a la señorita
Trixie, que roncaba sonoramente en el suelo, ante el archivador.
—Seguro1 —dijo Ignatius, y sonrió—. Un poco de español en honor de
su noble ascendencia.
1 En español en el original
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