EL VELLOCINO DE ORO ROBERT GRAVES 284
La vieja Circe, de ojos y nariz de halcón, barbilla prominente y encorvadas espaldas, no le había dedicado a Jasón ni una sonrisa de bienvenida cuando habían llegado a su isla en un bote de pescadores procedentes de Pola; pues la noche anterior había tenido el presagio de esta visita en un sueño relacionado con una catarata de sangre. Sin embargo, las leyes de la hospitalidad la obligaron a admitirlos en Eea. Había bajado a la orilla del mar vestida con su camisón de lino, a bañarse en agua salada, y puesto que fueron las primeras personas a quienes vio, una vez acabado su baño, les dijo, sin ningún saludo preliminar, que una catarata de sangre había bañado las paredes y los suelos de su casa, y que un fuego repentino había salido impetuosamente de su arca de medicinas y que ella lo había extinguido con sangre.
BOLAÑO 2666 982
Un asesino,
en el fondo, es bueno. Los alemanes eso lo sabemos bien.
¿Y qué? Puedo pasar una noche bebiendo con un asesino y tal
vez, al contemplar ambos la aurora, nos pongamos a cantar o a
tararear una pieza de Beethoven. ¿Y qué? Puede el asesino llorar
en mi hombro. Normal. Ser asesino no es fácil. Eso lo sabemos
bien usted y yo. No es nada fácil. Exige pureza y voluntad, voluntad
y pureza. La pureza del cristal y una voluntad de hierro.
E incluso puedo yo ponerme a llorar en el hombro del asesino
y susurrarle palabras dulces como «hermano», «camarada»,
«compañero de infortunios». En ese momento el asesino es
bueno, puesto que es intrínsecamente bueno, y yo soy un idiota,
puesto que soy intrínsecamente un idiota, y ambos somos
sentimentales, puesto que nuestra cultura tiende irrefrenablemente
a la sentimentalidad. Pero cuando la obra se acaba y yo
estoy solo, el asesino abrirá la ventana de mi cuarto y entrará
con sus pasitos de enfermero y me degollará hasta que no quede
una gota de mi sangre.
S.J.AGNON AYER Y ANTEAYER 982
JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS 982
JUAN, I, 14
No será menos un enigma esta hoja
que las de Mis libros sagrados
ni aquellas otras que repiten
las bocas ignorantes,
creyéndolas de un hombre, no espejos
oscuros del Espíritu.
Yo que soy el Es, el Fue y el Será,
vuelvo a condescender al lenguaje,
que es tiempo sucesivo y emblema.
Quien juega con un niño juega con algo
cercano y misterioso;
yo quise jugar con Mis hijos.
Estuve entre ellos con asombro y ternura.
Por obra de una magia
nací curiosamente de un vientre.
Viví hechizado, encarcelado en un cuerpo
y en la humildad de un alma.
Conocí la memoria,
esa moneda que no es nunca la misma.
Conocí la esperanza y el temor,
esos dos rostros del incierto futuro.
Conocí la vigilia, el sueño, los sueños,
la ignorancia, la carne,
los torpes laberintos de la razón,
la amistad de los hombres,
la misteriosa devoción de los perros.
Fui amado, comprendido, alabado y pendí de una cruz.
Bebí la copa hasta las heces.
Vi por Mis ojos lo que nunca había visto:
la noche y sus estrellas.
Conocí lo pulido, lo arenoso, lo desparejo, lo áspero,
el sabor de la miel y de la manzana,
el agua en la garganta de la sed,
el peso de un metal en la palma,
la voz humana, el rumor de unos pasos sobre la hierba,
el olor de la lluvia en Galilea,
el alto grito de los pájaros.
Conocí también la amargura.
He encomendado esta escritura a un hombre cualquiera
no será nunca lo que quiero decir,
no dejará de ser su reflejo.
Desde Mi eternidad caen estos signos.
Que otro, no el que es ahora su amanuense, escriba el poema.
Mañana seré un tigre entre los tigres
y predicaré Mi ley a su selva,
o un gran árbol en Asia.
A veces pienso con nostalgia
en el olor de esa carpintería.
At-Tin (La Higuera) 982
Período de Mecca
AT-TIN fue revelado después del sura 85 (“Las Grandes Constelaciones”) y en él se formula
un principio moral fundamental, destacando el hecho de que es común a todas las enseñanzas
religiosas verdaderas. El “título” –o, mejor dicho, la palabra clave por la que es conocido—
está tomado de la mención de la higuera (lit., “el higo”) en su primer versículo.
EN EL NOMBRE DE DIOS, EL MÁS MISERICORDIOSO, EL DISPENSADOR DE GRACIA:
(1) ¡CONSIDERA la higuera y el olivo, (2) y el monte Sinaí, (3) y esta tierra segura!1
(4) En verdad, creamos al hombre en la mejor constitución,2 (5) y luego lo reducimos a
lo más abyecto3 --(6) excepto los que llegan a creer y hacen buenas obras: ¡ pues ésos tendrán una recompensa incesante!
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