Virgen de los Desamparados
Decía el cineasta Werner Herzog, cuando estuvo en Valencia trabajando para el Palau de les Arts, que las imágenes e iconos como el Santo Grial tienen un valor especial. Para él daba igual que fuesen auténticos o no, que fuera de verdad la copa que usó Cristo en la última cena o una mera antigüedad contemporánea a Jesús; cuando unos objetos han sido venerados durante siglos, decía, son especiales porque "la gente los ha hecho especial". Algo que sucede también con la Virgen de los Desamparados, la Geperudeta. la Virgen es en sí un pequeño tesoro ya que en su interior se han encontrado joyas como una amatista con talla de diamante que los historiadores creen que formaba parte de algún anillo. La pieza la descubrieron las restauradoras de metal cuando iban a proceder a limpiar la peana donde se encuentra la figura. La joya, del tamaño de una cereza, apareció en el interior de la pieza metálica.
Para los historiadores la restauración también les ha ayudado a comprender el sentido último de la imagen, que está hueca y ha sido hecha a partir de tela, yeso, papel y madera de chopo. Su liviandad y el hecho de que por dentro no sea compacta se comprende como coherente con el destino que se le daba a la imagen,
que se colocaba sobre los cuerpos de personas que, en la mayoría de los casos, al ser indigentes o marginales, eran enterrados en sacos. "Si la imagen hubiera sido compacta habría chafado los cadáveres", apunta Pérez.
Es por eso que en seis siglos apenas ha sufrido daños, ya que las escasas maderas de pino que la componen y que se añadieron a posteriori no han sufrido el ataque de xilófagos. También la endoscopia ha permitido descubrir un trozo de papel manuscrito en el interior de la cabeza, quizá un mensaje, pero que por su antigüedad, centenares de años, no se puede leer.El que sí se ha podido leer es el mensaje que escribieron las bordadoras que tejieron el manto en 1942 que en la actualidad cubre a la Virgen de los Desamparados y que se realizó por suscripción popular pagada por los valencianos, como se encarga de destacar Pérez. Tras sacarlo y comenzarlo a desplegar, las restauradoras de téxtil hallaron en un pliegue un pequeño papel en el que se podía leer el nombre de todas las bordadoras que habían participado en su confección y una invocación: "Protege al mundo entero y, sobre todo, a Rusia".
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