miércoles, septiembre 03, 2014

LOS PRETENDIENTES.




Europa era hija de Agenor y Telefasa, aunque a veces se dice que era hija de Fénix y por lo tanto nieta de Agenor.
Europa jugaba con sus compañeras en la playa de Sidón o a veces Tiro donde reinaba su padre, cuando Zeus la divisó y quedó maravillado por su belleza, por lo que se prendó de ella.
Como Zeus sabía que Europa podía rechazarlo si se le presentaba naturalmente, se transformó en un hermoso toro blanco que tenía cuernos parecido al creciente lunar, y fue a rendirse a los pies de la bellísima doncella.
Primero, la joven se asustó, pero luego fue tomando confianza. Primero opta por acariciar en el lomo al maravilloso animal y decide por último montar en su espalda. Zeus que esperaba esta acción de Europa, inmediatamente se levantó y partió hacia el mar.
Europa gritaba y se aferraba con fuerza a los curvados cuernos, pero Zeus no se detuvo, se adentró en la olas y se alejó de tierra, hasta llegar a Creta. Los hermanos y la madre de Europa salieron en su búsqueda desesperados y por orden de su padre, pero no dieron con ella.
En Gortina, Zeus logra su cometido y se une con Europa cerca de una fuente y uns plátanos que bendecidos por haber presenciado el divino acto de amor nunca más volvieron a perder sus hojas.
De esta unión nacieron tres hijos: Minos, Sarpedón y Radamantis. Además, se cree que fue la madre de Carno, amado de Apolo, y Dodón.
Pero Zeus no podía quedarse con su bella Europa, por lo que para recompensarla le da tres regalos. El primero es Talo el autómata, que era de bronce y cuidaba las costas de Creta contra los desembarcos extranjeros. El otro fue un perro que nunca fallaba en la cacería y siempre lograba atrapar a sus presas. Por último, le entregó una sorprendente jabalina que siempre y sin excepción acertaba en el blanco elegido.
Adicionalmente, y para recompensarla por completo, Zeus logró que Europa contrajera matrimonio con Asterión, quien al no tener hijos, adoptó a los de Zeus.

El más allá del Edipo lleva a J. Lacan a desarrollar el interrogante freudiano que quedó en suspenso: "¿qué quiere una mujer?", conduciéndolo a la conceptualización de la sexualidad femenina. La Metáfora paterna deja afuera la sexualidad femenina. ¿Qué es de la mujer? ¿Qué es del hombre? ¿Cómo inscribir esa relación entre un hombre y esa mujer?; y ¿qué es un hijo en relación con estos cuatro términos (madre, padre, hijo, mujer)? Los significantes padre-madre no dan respuesta a la pregunta ¿qué es una mujer?
Del lado de los padres, todo nacimiento moviliza a la madre, ya que todo niño queda remitido a la madre como mujer. Por el lado del padre, el interrogante sería: ¿qué es ser un padre? y ¿en qué lugar del deseo, el padre ubica a la madre como mujer?
La adopción puede ser un significante que, al mismo tiempo que la obtura, resalta esta división entre la sexualidad y la paternidad, dejando afuera la pregunta acerca de qué es esa mujer que no es toda madre, taponando el interrogante que enfrenta a todo sujeto con el misterio de sus orígenes, con el no saber sobre el sexo. el niño adoptado resalta que se trata del deseo. Del deseo que lo hizo nacer, del deseo de sus padres adoptivos que hicieron de él su hijo; somos todos hijos adoptados de un deseo que nos hizo vivir, y es así como nos reconocemos hijos del hombre.
Ahora bien, Lacan avanza en su enseñanza: si el niño interroga al Deseo de la Madre, surgirá una pregunta inquietante: ¿cuál es el lugar que él ocupa para ella?, ¿cuál es la insondable relación que une al niño con el pensamiento que rodeó su concepción?, ¿cuál es su lugar de objeto en el deseo del Otro?
Ya no alcanzará con la metáfora paterna, la de la madre en su DM, el padre en su relación con el NP y el niño en su respuesta fálica.
Se trata de alcanzar ese real inalcanzable en su valor de objeto. Alcanzar ese real que se juega entre esa madre como mujer y ese padre como hombre.
Si bien se puede imaginarizar la castración de la madre por la falta de pene, la verdadera castración es que ella no es toda madre, sino mujer.
Todo niño queda así remitido a la madre como mujer, inscripto, por un lado en la función fálica, y por el otro, situando un goce suplementario que escapa al goce fálico, proponiendo al niño un estatuto de objeto de la madre que escapa o excede el valor fálico del niño. Es así como el niño se transforma en un objeto condensador de goce, lo encarna.
Recordemos lo que Freud nos dice cuando trabaja la sexualidad femenina y nos habla del apego a la madre como objeto de goce.
La niña, jugando a la mamá con sus hijitos, es la mamá y recibe esos hijos del padre. Pero hay otro juego en el que juega al niño-muñeco, donde ella se identifica con el niño que fue: el juego de la mamá le sirve a la niña para la identificación con la madre. Juega a la mamá y la muñeca es ella misma. Hipótesis freudiana que da cuenta de que la niña está en una relación de goce pasivo con respecto a su madre. Esta tendencia pasiva escapará a la catástrofe, dice Freud, en la medida en que su satisfacción esté prohibida, lo que permite un deslizamiento hacia el padre. Hemos descripto a aquellas mujeres fijadas a una relación con la madre como goce pasivo, lo que hace difícil el paso que va desde el deseo de un hijo del padre, al deseo de un hijo que viene del hombre. En este caso, el hijo puede ser un reencuentro con ese goce pasivo materno.
¿Cómo se inscribe el niño en esa relación de la mujer con su falta? El niño es síntoma de la relación de la madre con su partenaire, que es ante todo, no su niño ni su hombre, sino su falta. Por lo tanto, la relación de la mujer con su falta es fundamental. El niño aparece allí con la amenaza de no poder completar de ningún modo a su madre. Es aquí donde Lacan dice que lo que el padre debe aportar es la relación con esta privación . Un padre se sostiene según la manera como se encarna, es decir, según sepa o no ser responsable de su goce con respecto a sus hijos y transmitir su versión de goce, su pere-versión. Es conveniente que su goce tome el aspecto de una mujer, la versión de una mujer, de la que hace la causa de su deseo. El padre, la función paterna, está ahora referida a su causa.

En la adopción pueden eliminarse los términos mujer-hombre en relación con el hijo.
Lacan instalará un axioma: no hay relación sexual.
El síntoma, entonces, va a responder de ese real en tanto contiene el sentido dado por el sujeto a este real, a esta ficción de la pareja familiar.
El niño es, entonces, una respuesta como síntoma de esta verdad de la pareja familiar, el portador de un real, de un goce tomado en el deseo sexual de aquellos que lo han puesto en el mundo. Es decir que él tiene que construir la manera en la que se va a separar de ese goce, de ese objeto primordial. A este respecto, Freud hablará de la novela familiar como barrera contra el incesto, como modo de defensa; por consiguiente, es un estado raramente rememorado pero reconstruido en análisis.
En segundo lugar, la novela familiar articula una versión del padre que responde a la tentativa de un acuerdo del padre con el amo e ideal: esto por el intento de una operación de sustitución. Y finalmente, la novela familiar aporta una versión de la madre, y más particularmente de la madre sexuada. Entonces, diferencia dos momentos: el primer tiempo, asexuado, que consiste en la sustitución operada en el imaginario del sujeto, que se produce luego de una ruptura: el padre ya no es el que era para el sujeto infantil. El segundo tiempo, al introducir la madre infiel, podría calificarse como sexuado.
Sobre el axioma "no hay relación sexual", se va a articular lo que Freud llamará la novela familiar, pero también la curiosidad sexual, es decir, toda teoría sexual infantil en la cuestión del saber. Esta novela familiar, este mito es un proceso de constitución, "verdadero poema épico", dirá Freud. Lacan, por su parte, hablará del mito particular del sujeto como tentativa de dar forma épica a la estructura.
El niño adoptado puede quedar atrapado o identificado con la fantasmática materna, en tanto la esterilidad y la adopción permiten, como dijimos antes, obturar y mostrar una manera particular de gozar de esa filiación.
Que el niño construya su novela familiar, el mito individual de sus orígenes, indica que no es el coito de sus genitores el que contesta a su llegada al ser, no es lo que da sentido a su inefable y  existencia.

Revelan que Hitler, Franco y Napoleón tenían un solo testículo.   mo-nór-qui-do.








Hemipene


Un hemipene es uno de los dos órganos reproductores de los reptiles escamosos macho (serpienteslagartos) Los hemipenes están normalmente dentro del cuerpo y afloran antes de la reproducción mediante tejidos eréctiles, al igual que el pene de los mamíferos.Sólo se emplea un hemipene cada vez, y se cree que es posible que los machos alternen su uso entre cópulas. Los hemipenes tienen muchas formas diferentes dependiendo de la especie, a menudo presentan espinas o ganchos para sujetar a la hembra. Algunas especies tienen incluso hemipenes bífidos, con dos puntas.


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