En su libro, Houellebecq explora la creciente necesidad de espiritualidad que dijo detectar entre sus contemporáneos y en él mismo, y plantea la posibilidad de que un partido musulmán moderado llegue al poder en Francia en 2022, tras un segundo mandato del socialista François Hollande.
En la última página de su último ejemplar, Charlie Hebdo destacaba entre otras viñetas protagonizadas por el escritor una en la que aparecía su caricatura con el texto "¡Escándalo! ¡Alá ha creado a Houellebecq a su propia imagen!".
La novela, cuyo título es la traducción literal de la palabra Islam.
Su relación con el Islam no es nueva, ni amistosa. En 2001, por ejemplo, lo describió en una entrevista como la más estúpida de las religiones:
Cuatro organizaciones musulmanas le llevaron a los tribunales por insultar sus creencias religiosas e incitar al odio racial. Fiel a su persona pública, con el cinismo que le caracteriza, Houellebecq explicó al juez que no despreciaba a los musulmanes sino a su religión porque, al igual que el cristianismo y el judaísmo, está "basada en textos de odio". El juez archivó el caso.
CRÓNICA DEL PAJARO QUE DA CUERDA AL MUNDO
HARUKI MURAKAMI
—¿Hay alguna cosa que te dé miedo en particular? —me preguntó en un momento en que la charla se había interrumpido, como si se le ocurriera de repente.
—Ninguna en especial —dije tras pensármelo un poco. Había muchas cosas que me daban miedo, pero no se me ocurría ninguna que temiera en particular—. ¿Y tú?
—A mí me dan miedo las corrientes subterráneas —confesó ella abrazándose las rodillas con ambas manos—. Sabes lo que son, ¿verdad? Cauces subterráneos por donde pasa el agua. Una corriente de agua encerrada y muy oscura.
—Corriente subterránea —repetí. No recordaba con qué ideogramas se escribía.
—Yo nací y crecí en un pueblo de la provincia de Fukushima. Cerca de casa había un pequeño río que se aprovechaba para regar los campos. Pero a medio cauce se convertía en una corriente subterránea. Yo tenía entonces dos o tres años y estaba jugando con unos niños del vecindario algo mayores que yo. Los niños me subieron a un pequeño barco y lo pusieron en el río. Aquello no era más que un juego y lo hacíamos a menudo. Pero ese día, como acababa de llover y el río bajaba crecido, el barquichuelo se les escapó de las manos y la corriente empezó a arrastrarme hacia la boca de la corriente subterránea. De no ser por un vecino que de casualidad pasaba por allí, sin duda hubiera sido absorbida hacia el interior por la corriente y probablemente nunca más se habría sabido de mí. —Se acarició las comisuras de los labios con un dedo de la mano izquierda como si una vez más quisiera confirmar que estaba viva—. Aún recuerdo la escena. Yo, tumbada boca arriba, flotando sobre las aguas. El cauce del río me parece un muro de piedra y sobre mí se extiende un cielo de un nítido y bello color azul. A mí me va arrastrando cada vez más rápido la corriente. No sé qué sucederá. Pero, de repente, lo descubro: la oscuridad me espera. La auténtica oscuridad. Al poco, las tinieblas se me van acercando, van a engullirme. El frío tacto de las sombras está a punto de envolverme. Éste es el primer recuerdo de mi vida.
Literatura árabe
Los musulmanes tienen un patrimonio inmenso en el cuento, que la gente lo sigue leyendo y asombrándose por la amplitud de su horizonte, la amabilidad de su imaginación y la extrañeza de sus incidentes. Quizá lo más famoso al respecto, sea la historia de ‘Antar o ‘Antarah, quien era uno de los caballeros negros de la tribu de ‘Abs, también Saif ibn Dhi Iazin de los héroes de Yemen, Abu Zaid Al Hilali de los héroes de Marruecos y Baibars, quien era el sultán de Egipto, y de los héroes de las guerras cruzadas y de los mongoles.
En el siglo IV después de la Hégira, se crearon los cuentos literarios cortos llamados maqamat ,y de los escritores más famosos de ellos: Badî‘ Az-Zamân Al Hamadhâni (falleció en 398 de la Hégira), quien escribió 400 maqama que hablan sobre dos héroes: ‘Isâ ibn Hishâm y Abu Al Fath Al Iskandarâni, después Ibn Nâqia (falleció en 485 de la Hégira) quien siguió el estilo de Al Hamadhâni y Al Harîri (falleció en 516 de la Hégira) quien habló en sus maqamat sobre las aventuras de Abu Zaid As-Surûyi y AlHâriz ibn Hammâm, y ambos eran muy inteligentes.
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