Sura 96. Al-Aalaq (La Célula Embrionaria) 986
(11) ¿Has visto si está en el camino recto, (12) o si llama a la conciencia de Dios?6
(13) ¿Has visto si [no] está desmintiendo la verdad y apartándose [de ella]?7
(14) ¿No sabe, pues, que Dios ve [todo]?
(15) ¡No! ¡Si no cesa, le arrastraremos sobre su frente8 --(16) esa frente mentirosa, rebelde!—(
17) y que llame luego [en su auxilio] a los defensores de su [falaz] sabiduría,9 (18) ¡ que
Nosotros llamaremos a las fuerzas del castigo celestial!
(19) ¡No! ¡No le obedezcas, sino póstrate [ante Dios] y busca proximidad [a Él]!
Gran Teatro Nacional, el “Huevo”, en Beijing
GAO XINGJIANLA MONTAÑA DEL ALMA 86
Para leer la placa de la calle, tengo que acercarme a una
casa de donde sale luz. Efectivamente, es «La Gran Encrucijada», el centro de la ciudad donde se
desarrollan las ceremonias oficiales y las manifestaciones.
En la acera, oigo en la oscuridad voces de hombres que llaman mi curiosidad. Me acerco para
echar un vistazo y descubro que hay unas personas sentadas al pie de un muro, apretadas unas
contra otras. Inclinándome para observarlas de cerca, advierto que se trata únicamente de personas
de edad. Las hay a centenares, pero no parece que sean manifestantes haciendo una sentada. Ríen,
cantan. Un hombre sostiene sobre sus piernas tapadas con un paño un violín de dos cuerdas,
desafinado, de bronca sonoridad. Este viejo músico se asemeja a un zapatero remendando unas
suelas. A su lado, un anciano apoyado contra la pared canta incansablemente una melodía, «Las
cinco vigilias del día». Canta que una mujer loca de amor espera ardientemente a su ingrato
enamorado. Las dos filas de ancianos le escuchan, fascinados. No sólo hay ancianos, sino también
viejas mujeres, como sombras, acurrucadas sobre sí mismas. Su tos resuena más fuerte aún. Parece
salida de unas figuritas de duelo de papel. Algunos hablan bajito, con una voz que parece delirar o,
mejor dicho, no dirigirse más que a sí mismos. Sin embargo, en eco, resuenan unas risas. Prestando
oído, comprendo que un anciano le está haciendo la corte a una anciana. «¿Cuánta madera has
recogido en la montaña, hermano?» «¿Cuántos zapatos has bordado con tus propias manos, querida
hermana?» Se preguntan y se responden como en las canciones que los montañeses cantan a dúo.
Probablemente aprovechan la oscuridad de la noche para transformar esa Gran Encrucijada en una
era de canto semejante a las que frecuentaban en su juventud. Tal vez es aquí donde venían en otro
tiempo a cortejarse. Una pareja de ancianos entona canciones de amor, otros charlan y se ríen a
carcajadas. No comprendo lo que dicen, ni lo que les hace tanta gracia
EL HUEVO DE LOS ZARES
GRAVES, ROBERT LA DIOSA BLANCA 86
Las nueve doncellas de la caldera recuerdan a las nueve vírgenes de la isla de
Sein en la Britania occidental a comienzos del siglo V, descritas por Pomponio Mela.
Poseían poderes mágicos y los navegantes podían acercarse a ellas para consultarlas17.
El rey sagrado, por consiguiente, es un rey Sol, y cuando muere vuelve a la
Madre Universal, la Diosa Blanca Luna, que lo aprisiona en el extremo norte. ¿Por qué
en el norte? Porque ese es el lado desde el cual el Sol nunca brilla, desde el cual el
viento trae nieve; sólo soles muertos se pueden encontrar en el frío norte polar. El dios
Sol nace a mitad del invierno, cuando el Sol es más débil y ha llegado a su posición más
meridional; por tanto, su representante, el rey Sol, es muerto en el solsticio de verano,
cuando el Sol llega a su posición más septentrional. La relación entre Caer Sidi y Caer
Arianrhod parece ser que el lugar donde enterraban al rey difunto era un túmulo situado
en una isla de un río o del mar, donde su espíritu vivía custodiado por sacerdotisas
oraculares y orgiásticas, pero su alma iba a las estrellas, y allí esperaba confiadamente el
renacimiento en otro rey. Y el testimonio del ataúd de roble en la Isla de Avalon indica
claramente que el culto de Arturo provino del Mediterráneo oriental por la Ruta del
Ambar, el Báltico y Dinamarca, entre 1600 y 1400 a. de C.; aunque es probable que el
culto de otros héroes oraculares de Britania e Irlanda sea siete u ocho siglos más
antiguo.
En Britania la tradición del Castillo en Espiral sobrevive en la danza del
Laberinto de Pascua de las aldeas rurales, y a los laberintos se los llama «Ciudad de
Troya» en Inglaterra y «Caerdroia» en Gales. Los romanos los llamaban así
probablemente por el juego de Troya, una danza laberíntica del Asia Menor que
bailaban los jóvenes nobles en Roma durante el Imperio primitivo en memoria de su
origen troyano; pero Plinio dice que los niños latinos la bailaban también. En Delos la
llamaban la Danza de la Grulla y, según se decía, recordaba la salida de Teseo del
Laberinto. La danza laberíntica parece haber llegado a Britania desde el Mediterráneo
oriental con los invasores de la Nueva Edad de Piedra del tercer milenio a. de C., pues
antiguos laberintos de piedra tosca del mismo modelo que los ingleses se encuentran en
Escandinavia y el nordeste de Rusia. En una lápida de las cercanías de Bosinney en
Cornualles están tallados dos laberintos, y otro en un bloque de granito macizo de las
Wicklow Hills, ahora en el Museo Nacional de Dublín. Esos laberintos son también del
mismo modelo: el Laberinto de Dédalo que aparece en las monedas cretenses.
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