domingo, mayo 03, 2015

MAYRIT.





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Fui sobre aguas edificada
Mis muros de fuego son.


El nombre musulmán de Madrid era Mayrit, pero ¿por qué se llamaba Mayrit? No existe un acuerdo claro sobre ese origen. Se piensa que el lugar se llamaba Matric en lengua romance, proveniente del latín Matrice o “madre de aguas”, aludiendo al arroyo de San Pedro encajado entre los dos cerros. Los musulmanes traducirían este término por el de mayra, o “madre de aguas”, más el sufijo mozárabe -it, que significa “abundancia” (del latín -etum)
Ambos términos convivirían probablemente hasta la conquista cristiana, evolucionando el nombre según las facilidades de la población en cada momento para pronunciar de una u otra manera: MatricMayritMagerit o Matrit, que aún se conserva en el gentilicio.

En cualquier caso lo importante resulta la presencia del agua en la fundación de Madrid, ya fuera en su arroyo matriz o en los viajes de agua que la surcaron desde su fundación islámica hasta la creación del Canal del Isabel II, funcionando algunos incluso hoy. El primer escudo de la ciudad se refiere a estos hechos, al del agua y al de su muralla de silex o perdernal, muy apto para hacer fuego.
Una fortaleza como Madrid, aprovechando perfectamente lo accidentado del terreno de cara al enemigo, echaría por tierra todo el sistema defensivo si utilizara acueductos para su suministro hídrico, muy vulnerables ante largos asedios.
Los árabes diseñaron un sistema de abastecimiento por medio de canales subterráneos de agua que extraían el líquido y lo conducían mediante alcantarillas y respiraderos hasta el mismo corazón de la ciudad, dado lo susceptible del suelo madrileño a hacer largas galerías. Son los viajes de agua, una palabra que deriva del latín via aquae.
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¿Por qué se les llama gatos a los madrileños?
El apodo viene por una hazaña de un valiente soldado de las tropas de Alfonso VI. Tras varios intentos fallidos de anterioresreyes españoles de conquistar Mayrit (actual Madrid), en 1085 cambió la suerte.

Las tropas cristianas se plantaron ante la ciudad musulmana amurallada, en silencio para no llamar la atención.

Un soldado, utilizando tan solo una daga, comenzó a escalar la pared con una agilidad sorprendente.

Una vez arriba quitó la bandera árabe y puso la cristiana. Gracias a él las tropas españolas pudieron reconquistar la ciudad. Al soldado que escaló la muralla le empezaron a apodar “Gato, y posteriormente a su familia también.

Con el paso de los años, se convirtió en un apellido de los más ilustres de la ciudad, y más tarde se acabó empleando para denominar a cualquiera que hubiese nacido en Madrid.

¿Cuál es el origen de la expresión "llevarse el gato al agua"?
El dicho se emplea para expresar el éxito de una persona en conseguir un objetivo difícil, que también otros perseguían.

El origen de la frase es incierto. Sebastián de Covarrubias, en su obra Tesoro de la Lengua Castellana, propone el siguiente: "Antiguamente debieron de usar cierto juego en la ribera del río con un gato, y ganaba el que le metía dentro de él; pero como se defiende con uñas y dientes, era dificultoso y peligroso".

Sin embargo, para Rodrigo Caro, el dicho procede de otro juego. Éste consistía en fijar verticalmente en el suelo un madero horadado en su extremo superior. Por el agujero se introducía una soga, se ataban los extremos de ésta a los contendientes, vueltas las espaldas, y ganaba el que hacía subir al otro a lo alto del madero. "Otras veces lo hacen sin echar la soga por la viga, sino en el suelo, cerca de un charco o lodo; y porque el que más puede lleva al otro, yendo a gatas, para echarlo al agua, le llaman llevar el gato al agua".

Obra que representa el momento en el que Andrea Isabel Tintero rescata el lienzo de la Virgen de la Paloma

El origen de la Virgen de la Paloma


La primera peculiaridad que hay que señalar de esta festividad es que, a diferencia de otras en las que se veneran tallas o estatuas que representan a los diferentes santos o vírgenes, en este caso, el centro de todos los actos es un pequeño lienzo del Siglo XVIII abocado, en un principio, al mayor de los anonimatos pero que rápidamente se convirtió en una de las imágenes más veneradas y queridas de Madrid, ¿Cómo es posible?
Retrocedamos al año 1787. Según cuenta la tradición la pintura, que realmente representa a la Virgen de la Soledad, se encontraba abandonada en un corral donde se almacenaba la leña con la que se trataba de aminorar los efectos del frío invierno madrileño. Un hombre se percató de la presencia del lienzo, y de su mal estado, por lo que optó por regalárselo a unos niños que por allí rondaban y que rápidamente comenzaron a jugar con él.
La pintura hubiese quedado en un juego de chicos de no ser por la intervención de Andrea Isabel Tintero, la tía de uno de ellos, quien decidió comprárselo a su sobrino a cambio de unas pocas monedas y optó por restaurarlo, enmarcarlo y colocarlo a la entrada de su casa, ubicada en la Calle de la Paloma. Muy pronto se le comienzan a atribuir cualidades milagrosas a la imagen, su fama y devoción va creciendo de manera incontrolable por el vecindario.
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