JAMES JOYCE-ULISES I 150
Su mano aceptó la tierna glándula húmeda y la deslizó en un bolsillo de la chaqueta.Luego hizo subir tres monedas del bolsillo del pantalón y las dejo sobre el erizo de goma.Allí quedaron,fueron leídas rápidamente deslizadas,disco tras disco,al cajón
ANDRE MALRAUX-LA CONDICION HUMANA 150
Chen se detuvo. Lo había creído de la opinión de Suen. Señaló a éste con el dedo.–Iré contigo –insistió Pei.
Se esforzaba por hablar lo menos posible, con la voz alterada y la nuez sacudida por los sollozos silenciosos.
–Como testigo, desde luego.Crispó un dedo en el brazo de Pei.
33333333333333–Como testigo –repitió.Se apartó. Pei se quedó en la acera, con la boca abierta, limpiando los cristales de las gafas, en una actitud cómica
Leonie Swann
las ovejas de glennkill 150
Los hombres se volvieron, en un primer momento sólo sorprendidos, pero luego miraron el rebaño con verdadera hostilidad. Gabriel examinó a las ovejas con la frente fruncida, en actitud crítica.
— ¿Ovejas? ¿Las ovejas? —jadeó Ham. Pero nadie le hizo caso.
El rebaño humano y el ovino se hallaban frente a frente. Las miradas de los hombres merodeaban entre las ovejas como piojos. Observaban con desagrado a Othello, Ritchfield y Melmoth: los tres carneros, precavidos, habían retrocedido un tanto, pero no tenían intención de echar a correr.
—Bien —dijo el abogado—. Veamos.
— ¿Cómo vamos a verlo? —preguntó Lilly un tanto burlona.
—Todavía no lo tengo claro del todo —admitió el abogado—. Dado que mis nuevos clientes no pueden hablar, tendremos que probar de otra manera. Usted —se dirigió a Rebecca— póngase aquí, por favor, y usted —Gabriel—, allí. Bien.
Se volvió hacia los animales.
—Ovejas de George Glenn —empezó, al parecer bastante divertido con todo el asunto—, ¿quién queréis que vaya con vosotras de pastor a Europa?
HERTA MULLER-TODO LO QUE TENGO LO LLEVO CONMIGO 150
De la suerte de la cabeza puede hablarse mejor que de la suerte de la boca.
La suerte de la boca desea estar sola, es muda y echa raíces por dentro. Pero la suerte de la cabeza es sociable y anhela a otras personas. Es una suerte errabunda, también rezagada. Dura más de lo que tú eres capaz de resistir. La suerte de la cabeza está despedazada y es difícil de clasificar, se mezcla como quiere y pasa deprisa de suerte clara a
oscura
borrosa
ciega
fallida por un pelo.
La suerte de la cabeza puede tener los ojos húmedos, el cuello torcido o los dedos temblorosos. Pero todas ellas alborotan dentro de la frente como una rana en una lata.
El último golpedesuerte es unagotadesuertedemás. Sucede al morir. Todavía recuerdo que, cuando Irma Pfeifer falleció en la fosa del mortero, Trudi Pelikan chasqueó la boca poniendo los labios como un cero enorme y dijo en una palabra: Unagotadesuertedemás.
EDGAR ALLAN POE-CUENTOS 150
Vosotros los que leéis aún estáis entre los vivos; pero yo, el que escribe, habré entrado hace mucho en la región de las sombras. Pues en verdad ocurrirán muchas cosas, y se sabrán cosas secretas, y pasarán muchos siglos antes de que los hombres vean este escrito. Y, cuando lo hayan visto, habrá quienes no crean en él, y otros dudarán, mas unos pocos habrá que encuentren razones para meditar frente a los caracteres aquí grabados con un estilo de hierro.
El año había sido un año de terror y de sentimientos más intensos que el terror, para los cuales no hay nombre sobre la tierra. Pues habían ocurrido muchos prodigios y señales, y a lo lejos y en todas partes, sobre el mar y la tierra, se cernían las negras alas de la peste. Para aquellos versados en la ciencia de las estrellas, los cielos revelaban una faz siniestra; y para mí, el griego Oinos, entre otros, era evidente que ya había llegado la alternación de aquel año 794, en el cual, a la entrada de Aries, el planeta Júpiter queda en conjunción con el anillo rojo del terrible Saturno. Si mucho no me equivoco, el especial espíritu del cielo no sólo se manifestaba en el globo físico de la tierra, sino en las almas, en la imaginación y en las meditaciones de la humanidad.
NEPTUNO SE ENFADA
ROBERT GRAVES-LA DIOSA BLANCA 150
Otra Alcionea más, hija de Pleyonea, «Reina de la Navegación», y del héroe del roble Atlas,
era la jefa mística de las siete Pléyades. La salida helíaca de las Pléyades en mayo
señalaba el comienzo del año de la navegación; su puesta señalaba su, fin, cuando
(como observa Plinio en un pasaje acerca del alción) sopla un viento del norte
notablemente frío. Las circunstancias de la muerte de Ceix muestran que los eolios, que
eran famosos navegantes, dieron a la diosa el título de «Alcionea» porque como diosa
del mar los protegía de las rocas y del mal tiempo, pues Zeus había hecho naufragar a
Ceix, desafiando los poderes de Alcionea, lanzando un rayo a su nave. Durante siglos se
siguió atribuyendo al alción el poder mágico de calmar las tormentas, y su cuerpo
desecado era empleado como un talismán contra los rayos de Zeus, fundándose en el
hecho supuesto de que donde golpean una vez no vuelven a golpear. Yo he visto dos
veces (con un intervalo de muchos años) a un alción que se deslizaba rasando la
superficie de las aguas en la misma bahía del Mediterráneo, en ambas ocasiones
alrededor del solsticio de verano, cuando el mar estaba completamente tranquilo. Su
plumaje azul y blanco pasmosamente brillante hacía de él un símbolo inolvidable de la
diosa del mar en calma.
QUIENES SON LOS MALOS
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VLADIMIR NABOKOV- 150
Yo no sé, ni tampoco quiero saber, quién tenía razón o quién la dejaba de tener.
Quizá la historia pudiera presentarse bajo una perspectiva ligeramente diferente,
quizá pudiera contarse bajo una óptica de cierta compasión en la que se viera cómo
la felicidad de un joven se había visto comprometida por mor de una moneda de
cobre, cómo Emma pasó toda la noche llorando y cómo, tras quedarse dormida al
amanecer, volvió a ver, en sus sueños, la cara enloquecida de su padre mientras
golpeaba a su amante. O quizá lo que importe no sea tanto el dolor o el gozo
humanos de todo el asunto, sino más bien el juego de las sombras y las luces en un
cuerpo animado de vida, la armonía de todas las menudencias y miserias que
vinieron a sumarse en aquel día preciso, en aquel momento preciso, de una forma
única e inimitable.
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