domingo, enero 15, 2012

¿ DONDE ESTA LA SALIDA?

 

Cerca de la playa un conejo se escapa del ataque de una serpiente,desde arriba un águila los observa y se dispone a atacar¿cual de los dos será su posible victima?

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                                               Captura

                                                    

                     VLADIMIR NABOKOV-   514

Por la mañana, el director del hotel llamó a la señora L., la hermana de Falter, para
comunicarle que su hermano se había vuelto loco, y lo despacharon a casa sin más
ceremonia, desganado y medio dormido. El médico de cabecera sugirió que había
sido tan sólo una apoplejía sin importancia y prescribió el correspondiente
tratamiento. Pero Falter no mejoró. Es verdad que, pasado un tiempo, empezó a
caminar libremente, silbando incluso en ocasiones, y profiriendo insultos a toda voz
y robando a hurtadillas alimentos prohibidos por el médico. Sin embargo, el cambio
operado en él se mantenía. Era como un hombre que lo hubiera perdido todo: el
respeto por la vida, el más mínimo interés por el dinero o por los negocios, los
sentimientos habituales y tradicionales, los hábitos cotidianos, los modales,
absolutamente todo.Su caso atrajo la atención de un conocido psiquiatra italiano que casualmente tenía
un paciente en el hotel de Falter. Este doctor Bonomini, un hombre más bien joven,
estaba estudiando, como él mismo explicaba a quien le quisiera oír, «la dinámica de
la psique», y trataba de demostrar en sus obras, cuya popularidad no estaba
limitada a los círculos académicos, que todos los desórdenes psíquicos podían
explicarse mediante los recuerdos subliminales de las calamidades que habían
acontecido a los antepasados del paciente y que si, por ejemplo, el sujeto estaba
aquejado de megalomanía, para curarlo completamente bastaba con determinar
cuál de sus bisabuelos había fracasado en sus ansias de poder, y explicarle a su
biznieto que como su antepasado estaba muerto ya había encontrado la paz eterna,
aunque en los casos complejos se hacía necesario recurrir a las representaciones
teatrales, con trajes de época, describiendo el fallecimiento del antepasado en
cuestión con todos sus detalles y adscribiendo el papel del fallecido al paciente.Aquellos tableaux vivants se pusieron tan de moda que Bonomini se vio obligado a explicarle al público en letra impresa los peligros de ponerlos en escena sin contar
con su control directo.

CUENTOS 1

Traducción de Julio Cortázar

Edgar Allan Poe                            313*2=626-514=112

Mi imaginación se tornó macabra. Hablaba «de gusanos, de tumbas, de epitafios». Me perdía en ensueños de muerte, y la idea del entierro prematuro poseía permanentemente mi espíritu. El horrible peligro al cual estaba expuesto me obsesionaba día y noche. Durante el primero, la tortura de la meditación era excesiva; durante la segunda, era suprema. Cuando las torvas tinieblas se extendían sobre la Tierra, entonces, presa de los más horrendos pensamientos, temblaba, temblaba como los trémulos penachos de la carroza fúnebre. Cuando mi naturaleza ya no podía soportar la vigilia, luchaba antes de consentir en dormirme, pues me estremecía pensando que, al despertar, podía encontrarme metido en una tumba. Y cuando, al fin, me hundía en el sueño, era sólo para precipitarme de pronto en un mundo de fantasmas sobre el cual se cernía con sus vastas, negras alas tenebrosas, la única, la sepulcral Idea.

De las innumerables imágenes lúgubres que me oprimían en sueños elijo para mi relato una visión solitaria. Soñé que había caído en trance cataléptico de duración y profundidad mayores que las habituales. De pronto una mano helada se posó en mi frente y una voz impaciente, farfullante, susurró en mi oído:« ¡Levántate! »

ORHAN PAMUK
Me llamo rojo           292*2=584-514=70

18. Me llamarán Asesino
Yo fui quien más lloró mientras arrojaban tierra fría y fangosa sobre el cadáver destrozado del
pobre Maese Donoso. Gritaba que yo también moría con él y que me enterraran junto al muerto,
hasta tuvieron que agarrarme de la cintura para que no me tirara a la tumba. Cuando pareció que
me ahogaba me apretaron las palmas de las manos contra la frente y me echaron la cabeza hacia
atrás para que pudiera respirar. Comprendí por las miradas de los familiares del difunto que debía
de estar excediéndome en mis lamentos y mis lágrimas, así que procuré controlarme. Además, los
cotillas del taller podían comenzar a pensar que Maese Donoso y yo teníamos una relación
amorosa a juzgar por lo mucho que gimoteaba.
Para no atraer más la atención, durante el resto del funeral me oculté tras un plátano. Un
familiar del difunto, aún más imbécil que el imbécil al que había mandado al Infierno, me
descubrió detrás del árbol y me clavó los ojos con una mirada que pretendía ser muy significativa.
Me abrazó largo rato. Y luego me dijo el muy bobo:
—¿Tú eras Sábado o Miércoles?
—Miércoles fue en tiempos el sobrenombre del difunto —le contesté. Se quedó muy
sorprendido

 

JAMES JOYCE –ULISES   514

El hombre de la luna era judío, judío, judío, y una
marrana que grita:
—¡Eh, señor! ¡Tiene la bragueta abierta,
señor!
Y él dice:
—Mendelson era judío y Karl Marx y
Mercadante y Spinoza. Y el Salvador era judío y
su padre era judío. El Dios de ustedes.

—Él no tenía padre —dice Martín—. Por
ahora basta. Sigue adelante.
—¿El Dios de quién? —dice el ciudadano.
—Bueno, su tío era judío —dice él—. El
Dios de ustedes era judío. Cristo era judío como
yo.Por Dios J—dice él—. Le voy a romper
la crisma a ese puñetero judío por usar el
nombre santo. Por Dios que lo voy a crucificar
de veras. Pásame esa lata de bizcochos

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