FOTOS DEL DIA
S.J.AGNON- AYER Y ANTEAYER 952
Cerró la puerta con llave y,poniéndola frente al perro,le dijo:-Corre a ponerla en su sitio.
El perro agarró la llave entre sus dientes y se fue corriendo.Después regresó y froto su cabeza contra los zapatos de Pata Dulce .Este le acarició la cabeza y le rascó el pescuezo;luego,levantándolo a la altura de su rostro,le abrió la boca y le miró los dientes ;después lo posó en tierra.
BORGES-OBRAS COMPLETAS-952
AL HIJO
No soy yo quien te engendra. Son los muertos.
Son mi padre, su padre y sus mayores;
Son los que un largo dédalo de amores
Trazaron desde Adán y los desiertos
De Caín y de Abel, en una aurora
Tan antigua que ya es mitología,
Y llegan, sangre y médula, a este día
Del porvenir, en que te engendro ahora.
Siento su multitud. Somos nosotros
Y, entre nosotros, tú y los venideros
Hijos que has de engendrar. Los postrimeros
Y los del rojo Adán. Soy esos otros,
También. La eternidad está en las cosas
Del tiempo, que son formas presurosas
VLADIMIR NABOKOV-675 952-675=277
Entre tanto, un jadeante Vladimir había traído el utensilio imprescindible para el
juego, un pequeño palo verde puntiagudo, del tipo que usan los jardineros para
rodrigar las peonías y las dalias y muy parecido a la varita mágica que Elenski había
utilizado con la linterna mágica. Sólo había que decidir a quién le tocaba ser el
poseedor del palo.
—Uno. Dos. Tres. Cuatro —empezó Elenski en un festivo tono narrativo, mientras
apuntaba con el palo a cada uno de los jugadores—. El conejo sacó la cabeza. Un
cazador (Elenski se detuvo y respiró profundamente) pasaba por allí (el narrador se
sujetó las lentes) con su escopeta. Disparó una vez. Y otra. La pobre (y las sílabas se
iban haciendo más y más espaciadas y estentóreas) liebre murió. Allííí.
El «Allí» cayó en Peter. Pero todos los otros niños se agruparon en torno a Elenski,
rogándole que fuera él el que los buscara con el palo. Se oían sus voces y gritos:
—¡Por favor, por favor, será mucho más divertido!
JUAN MARSÉ
CALIGRAFÍA DE LOS SUEÑOS 560 560*2=1120-952=168
—Si subes al parque, mira si encuentras
orégano. Y me traes una ramita de laurel.
—No lo sé, madre, de verdad. Es que si el
dedo me duele mucho, me mareo. Entonces
prefiero quedarme en el Rosales, que está cerca.
Es el dedo del destino ¿sabes?
—¿Y qué haces tantas horas encerrado en esta
taberna de mala muerte?—inquiere ella por
enésima vez—. Con la mano así no puedes jugar al
futbolín.
—No me gusta el futbolín.
Observa cómo su madre corta el sobrante de la
venda manejándose con dificultad, doliéndose de
los dedos metidos en los ojos de unas tijeras que no
están hechas para la mano izquierda.
—Cuando sea mayor me haré rico, madre.
—¿Ah, sí? Qué bien.
—Ya no seré joyero, seguramente ya no podré
trabajar con oro ni con platino ni con diamantes ni
nada de eso, pero igualmente me haré rico.
JAMES JOYCE-ULISES- 952
El tipo que me vendió la navaja
suiza con que él me afeitó. Quería cobrarme por
la asentada que le dio. Ella está pasando ahora.
Seis chelines.
Debe de ser la sidra o tal vez el borgoña.
Cerca del bronce desde cerca cerca del oro
desde lejos ellos hacían resonar sus
retintineantes vasos todos, con los ojos
brillantes y galantes, delante de la tentadora
última rosa de verano, rosa de Castilla, de la
Lydia de bronce
No hay comentarios:
Publicar un comentario