Las baladas del ajo MO YAN 553
Con los ojos cerrados, se pudo concentrar en el sonido
que emitía el cuerpo de Gao Ma
mientras atravesaba el campo de yute, tan
densamente tupido que incluso
detenía el viento, creando un suave sonido
de olas oceánicas.
El yute se movía agitado,
rompiéndose como el agua para dejar un
pasillo por el que poder atravesarlo
para después cerrarse ai instante.
Había momentos en los que Jinju se
sentía como si se encontrara
navegando en un pequeño bote —
algo que nunca había hecho en la vida
real— y cuando abrió los ojos tuvo
ante sí un panorama
extraordinariamente colorido. Así
que los cerró de nuevo y sintió el
sosiego que se apoyaba sobre la base
del agotamiento. La respiración
agitada de Gao Ma sonaba como los
soplidos de un temible toro mientras
corría a través del yute, como una
interminable extensión de grilletes suaves y flexibles contra los cuales
forjaban un camino fijo —al menos,así
es como ella se sentía—. En su
mente, un sol enorme del color del bronce
se hundía lentamente en un cielo
velado en la punta de un universo
caótico. Un racimo de palabras
desconocidas inundaba el aire —ella ni las entendía ni recordaba dónde las
había oído antes— y se desvanecía con la
misma rapidez con la que apareció,
dejando tras de sí la majestuosa
presencia del cielo y la tierra.
Roberto Bolaño
2666 553
Mientras comían en una terraza al aire libre, el policía mexicano le contó
su vida. Mi extracción social es humilde, dijo, y los primeros
veinticinco años fueron una sucesión sin fin de obstáculos.
Harry Magaña no tenía muchas ganas de escucharlo a él sino a
Chucho, pero hizo como que lo escuchaba. Las palabras en español
podían resbalarle por la piel, cuando así se lo proponía, y
no dejarle la más mínima huella, algo que no sucedía, aunque
también lo había intentado, con las palabras inglesas. Vagamente
entendió que la vida de Ramírez, efectivamente, no había
sido fácil. Operaciones, cirujanos, una pobre madre acostumbrada
a las desgracias. La mala fama de la policía, a veces
cierta, a veces falsa, la cruz que todos debemos cargar.
DON QUIJOTE DE LA MANCHA 553
Advertid que mañana en ese mesmo día habéis de ir al gobierno de la ínsula, y esta tarde os acomodarán del traje conveniente que
habéis de llevar, y de todas las cosas necesarias a vuestra partida.
—Vístanme —dijo Sancho— como quisieren; que de cualquier manera que
vaya vestido, seré Sancho Panza.
—Así es verdad —dijo el duque—; pero los trajes se han de acomodar con
el oficio, o la dignidad, que se profesa; que no sería bien que un jurisperito se
vistiese como soldado, ni un soldado como un sacerdote. Vos, Sancho, iréis vestido
parte de letrado y parte de capitán, porque en la ínsula que os doy tanto
son menester las armas como las letras y las letras como las armas.
—Letras —respondió Sancho—, pocas tengo, porque aún no sé el A, B, C;
pero bástame tener el Christus118811 en la memoria para ser buen gobernador. De
las armas manejaré las que me dieren, hasta caer, y Dios delante.
—Con tan buena memoria —dijo el duque—, no podrá Sancho errar en
nada
Hermann Broch La m u e r t e d e V i r g i l i o 553
Oh, eres vuelta a la patria, vuelta a la patria sin regreso.
—Hallarás la vuelta a la patria solamente en la meta, Virgilio, hacia la cual has de viajar aún —
interrumpió el esclavo y le alcanzó el bastón de viajero con bellos nudos y reforzado en cobre—; no
puedes quedarte y ninguna memoria te está permitida; ¡toma tu bastón, apriétalo en tu puño y
marcha!
Era una exhortación imperiosa y, si la hubiera obedecido, habría llegado con el bastón en las
manos al oscuro valle en cuya selva brota oculto el renuevo de oro; en verdad, era como una orden
imperiosa, que hubiera obligado a obediencia incondicional, si el bastón no hubiera quedado
maravillosamente en las leves manos de Plocia, inalcanzable para el esclavo, y también esto era
como el entusiasmo de un conocimiento por primera vez, sin memoria, era como un ser conocido
por primera vez por la mujer:
—¡Oh Plocia, tu destino es el mío, porque en éste me reconoces!
—Ilusión —dijo severamente el esclavo e hizo como el esfuerzo de una sombra por quitarle el
bastón—. Es una ilusión; el destino de la mujer es el pasado, el tuyo en cambio, Virgilio, es el
futuro, y nadie presa del pasado puede ayudarte
LA MUERTE DEL QUINTO SOL ROBERT SOMERLOTT 412 553-412=141
El capitán,mi señor,se había vuelto loco.Su locura iba y venia como el frio y la fiebre de la malaria-Aprendí a reconocerla por pequeños signos:el levantarse de un párpado,la posición de los labios,una tensión en los dedos.Otros parecían no darse cuenta de los cambios,o quizá creyeron que la locura en un dios era simplemente parte de su naturaleza esencial.Uno de los ataques le vino después del año nuevo cristiano,cuando los ejércitos estaban descansando en Xical,ciudad de la selva del Tercer Sol.!El Capitán dice que vayas al momento!.El templo estaba iluminado por una sola antorcha,y dos velas lanzaban una luz oscilante a una cruz de madera,tosca y hecha de prisa,colocada en el altar que,hasta hacia pocos días,había estado consagrado a Espejo Humeante.A pesar de haberlo lavado y raspado todo,la habitación olía aún a sangre seca de sacrificio,un olor fétido en la noche caliente y húmeda.Aunque él estaba de pie en la sombra,vi que la locura se había apoderado de él.Había una determinada inclinación de su cabeza ,una extraña rigidez de los hombros.Cerca del altar estaba el señor de Coztemexi,uno de los varios príncipes aztecas destituidos que habíamos llevado con nosotros porque no nos atrevíamos a dejarlos atrás,por miedo que provocaran una rebelión.Sostenía una tela pintada,una acusación ilustrada que inculpaba a cuatro de sus compañeros príncipes de preparar el asesinato del Capitán y de los oficiales españoles.-Están hablando de traición,Malintzin-le dijo Cortés-.Su jefe es Águila Caída.
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