JAMES JOYCE
ULISES 372
El colapso, que Bloom atribuía a inanición
gástrica y a ciertos compuestos químicos de
variables grados de adulteración y fuerza
alcohólica, acelerada por el esfuerzo mental y la
velocidad del movimiento circular acelerado en
una atmósfera relajante. Esteban lo atribuía a
la reaparición de una nube matinal (percibida
por ambos desde dos puntos diferentes de observación, Sandycove y Dublín) no mayor al
principio que una mano de mujer.
¿Había un punto sobre el cual sus
opiniones fueran iguales y negativas?
La influencia de la luz de gas o de la luz
eléctrica sobre el crecimiento de los árboles
paraheliotrópicos contiguos.
¿Había Bloom discutido temas similares
en el pasado durante deambulaciones
nocturnas?
STEPHEN R. LAWHEAD
TALIESIN 372
El muchacho contempló el fuego con ojos relucientes.
—¿Lo veremos alguna vez?
—No en este mundo. En el Otro Mundo es posible. El espíritu vive eternamente, antes del nacimiento y después de la muerte. Este mundo no es más que una breve residencia, Taliesin, y dudo que los hombres lo recuerden cuando pasan a otra vida, al igual que olvidamos nuestra existencia anterior a la presente.
—Yo la recordaré —declaró Taliesin.
—Quizá —replicó Hafgan en el mismo tono de voz, sus ojos grises brillaban bajo la luz del fuego mientras observaba al chico.
Bajo aquel resplandor trémulo, el rostro de éste parecía adquirir un aspecto diferente. Ya no correspondía al de un niño, sino a un semblante eterno, ni joven ni viejo, al rostro de un dios joven e inmortal, más allá del tiempo y de la edad.
Taliesin se abrazó las rodillas y empezó a balancearse hacia adelante y hacia atrás. Contempló con atención las llamas y afirmó:
—Tuve muchas formas diferentes antes de nacer: fui rayo de sol en una hoja, el haz de luz de una estrella, la linterna luminosa en el cayado de un pastor.
Fui un sonido en el viento, una palabra, un libro de palabras.
»Fui un puente sobre siete ríos. Un sendero en el mar. Una barquilla de hule en las aguas. Un bote de cuero que surcaba las brillantes olas.
»Fui una burbuja en la cerveza, una mota de espuma en la copa de mi padre.
»Fui una cuerda en el arpa de un bardo durante nueve novenas de años; una melodía entonada en primavera por los labios de una doncella.
»Fui una chispa en una hoguera, una llama en una fogata durante el Beltane... una llama... una llama...
La voz se apagó, para convertirse de nuevo en la voz de un niño. Taliesin dejó caer los hombros y todo su cuerpo se estremeció, a pesar de que no era una noche fría.
—No te preocupes, Taliesin —indicó Hafgan con suavidad—. No te esfuerces por ir en su busca, déjalo fluir. El awen viene o no, no puedes forzarlo.
El muchacho cerró los ojos y apoyó la cabeza sobre las rodillas.
Estuve a punto de recordarlo —replicó, su voz casi un quejido.
Hafgan colocó su mano sobre el hombro del joven y lo obligó a echarse junto al fuego.
—Duerme, Taliesin. El mundo te esperará aún un poco más.
VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos 372
—¡Nos ha pasado sus billetes falsos, el muy rufián! —exclamó Gustav y corrió,
desnudo, al armario donde guardaba la caja del dinero.
—No te preocupes, nosotros los pasaremos también —dijo su hermano—. Si no es
alguien experto, no notará la diferencia.
—Sí, ¡pero qué rufián! —repetía Gustav sin cesar.
¡Mi pobre Romantovski! Y yo que creía con ellos que eras de verdad un ser
excepcional. Creía, déjame confesarlo, que eras un poeta extraordinario a quien la
pobreza le obligaba a vivir en aquel distrito siniestro. Creía, apoyándome en
algunos indicios, que cada noche, trabajabas con empeño un par de versos o que
dabas luz a una idea y que con ello celebrabas una victoria invulnerable sobre los
dos hermanos. ¡Mi pobre Romantovski! Todo se ha terminado ya— ¡Ay! Me temo
que los obreros que yo había reunido se han evaporado. El álamo joven se oscurece
y se va, para volver a su lugar de origen, del que lo habíamos sacado. La pared de
ladrillo se disuelve. La casa cierra uno tras otro sus pequeños balcones, y luego se
vuelve, y se aleja en la distancia. Todo se aleja en la distancia. La armonía y el
significado se desvanecen. El mundo vuelve a irritarme una vez más con su
abigarrado vacío.
Graves, Robert El Vellocino de Oro 372
por desgracia, sagrada ninfa -dijo Anceo-, nuestros señores adoran al
Triple Dios como deidad soberana y odian en secreto a la Triple Diosa.
La ninfa se preguntó si no habría entendido mal sus palabras.
-Y ¿quién podría ser el dios padre? -preguntó-. ¿Cómo es posible que una tribu adore a un
padre? ¿Qué es un padre sino el instrumento que una mujer utiliza de vez en cuando para su placer y para poderse convertir en madre?
Empezó a reír con desdén y exclamó:
-Por el Benefactor, juro que esta historia es la más absurda que jamás he oído. ¡Padres, nada menos! Supongo que estos padres griegos amamantan a sus hijos y siembran la cebada y cabrahigan las higueras y dictan las leyes y, en una palabra, realizan todas las demás tareas de responsabilidad propias de la mujer, ¿no?
Estaba tan irritada que dio unos golpecitos con el pie sobre una piedra y la cara se le oscureció con el calor de su sangre.
Al advertir su irritación cada uno de los hombres-cabra tomó silenciosamente una piedrecita
de su zurrón y la colocó en la tira de cuero de su honda. Pero Anceo respondió en tono apacible y suave, bajando de nuevo la mirada. Comentó que en este mundo había muchas costumbres extrañas y muchas tribus que a los ojos de otros parecían estar dementes.
-Me gustaría mostraros los mosinos de la costa del mar Negro, sagrada ninfa -le dijo-, con sus castillos de madera y sus niños tatuados que son increíblemente gordos y se alimentan de tortas de
castañas. Viven junto a las amazonas que son tan raras como ellos... Y en cuanto a los griegos, su razonamiento es el siguiente: ya que las mujeres dependen de los hombres para su maternidad –pues no les basta el viento para llenar de nueva vida sus matrices, como ocurre con las yeguas ibéricas-,los hombres son, en consecuencia, más importantes que ellas.-Pero es un razonamiento de locos -exclamó la ninfa-. Es como si pretendieras que esta astilla de pino es más importante que yo misma porque la utilizo para mondarme los dientes. La mujer, y no el hombre, es siempre la principal: ella es el agente, él siempre el instrumento. Ella da las
órdenes, él obedece. ¿No es acaso la mujer quien elige al hombre y le vence con la dulzura de su presencia, y le ordena que se acueste boca arriba en el surco y allí, cabalgando sobre él, como sobre un potro salvaje domado a su voluntad, toma de él su placer y cuando ha terminado le deja tumbado
como un hombre muerto? ¿No es la mujer quien gobierna en la cueva, y si cualquiera de sus
amantes la enoja por su malhumor o su pereza le amonesta tres veces consecutivas para que coja todas sus cosas y se marche al alojamiento de su hermandad?
-Con los griegos -dijo Anceo y con voz apagada apresuradamente la costumbre es
exactamente la contraria. Cada hombre elige a la mujer que desea convertir en la madre de su hijo (pues así le llama), la venció con la fuerza de sus deseos y le ordena que se acueste boca arriba en el
lugar que más le convenga y entonces, montándose, toma de ella su placer. En la casa es él el amo,y si la mujer le enoja por su forma de importunarle o por su comportamiento obsceno, la golpea con
la mano; y si con esto no consigue que cambie su conducta, la manda a casa de su padre con todas las cosas que ha traído consigo y da sus hijos a una esclava para que se los críe. Pero, sagrada ninfa,
no os enfadéis, ¡os lo ruego por la diosa! Yo soy pelasgo, detesto a los griegos y sus costumbres y únicamente estoy obedeciendo vuestras instrucciones, como es mi deber, al contestaros a estas
preguntas.La ninfa se contentó con decir que los griegos debían ser las personas más impías y más
asquerosas del mundo, peor aun que los monos africanos -sí, en efecto, Anceo no se estaba burlando de ella-. Volvió a interrogarle acerca de la siembra de la cebada y la cabrahigadura de las higueras:¿cómo se las arreglaban los hombres para obtener pan o higos sin la intervención de la diosa?
REFERENDUM
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