'El greco' escondido en Sevilla http://www.elmundo.es/andalucia/2014/01/19/52dab02e268e3ec55e8b4575.html
han desempolvado El Greco que tenían en un rincón oscuro de la capilla, y ellos siguen sin comprender que aquello pueda valer, con la cabeza tan chiquitilla y el cuerpo tan largo, tan largo".
Sura 3. Al Imran (La Casa de Imrán) 110
(58) ESTE MENSAJE te transmitimos y esta nueva llena de sabiduría:46 (59) Ciertamente, para Dios,
la naturaleza de Jesús es como la naturaleza de Adán, a quien Él creó de tierra y luego le dijo: "Sé"
--y es.47 (60) [Esta es] la verdad que viene de tu Sustentador; ¡no seas, pues, de los que dudan!
(61) Y si alguien disputa contigo acerca de esta [verdad], después de todo el conocimiento
que te ha llegado, di: "¡Venid! Convoquemos a nuestros hijos y a vuestros hijos, a nuestras
mujeres y a vuestras mujeres, y acudamos también todos nosotros; recemos [juntos]
con humildad y fervor, e invoquemos la maldición de Dios sobre aquellos [de nosotros]
que mientan."48
(62) Esta es, ciertamente, la verdad de los hechos, y no hay deidad sino Dios; y,
ciertamente, Dios --sólo Él-- es poderoso, realmente sabio. (63) Y si se apartan [de esta
verdad] --ciertamente, Dios conoce bien a los que siembran la corrupción.
Lit., "La parábola de Jesús es como la parábola de Adán...", etc. La expresión mazal (traducida aquí por
"naturaleza") se usa a menudo metafóricamente para indicar el estado o condición (de una persona o cosa),
y en esta acepción es --como apuntan los comentaristas-- sinónima de sifa (la "cualidad" o la "naturaleza"
de una cosa). Como puede verse por lo que sigue, este pasaje es parte de un argumento en contra de la
doctrina cristiana de la divinidad de Jesús. El Qur’an insiste aquí, como hace en otros pasajes, en el hecho de
que Jesús, al igual que Adán --por cuyo nombre se quiere dar a entender, en este contexto, a toda la raza
humana-- fue sólo un mortal "creado de tierra", e.d., de sustancias, orgánicas e inorgánicas, que en sus formas
elementales se encuentran sobre la tierra y en su interior. Cf. también 18:37, 22:5, 30:20, 35:11, 40:67,
en donde el Qur’an describe a todos los seres humanos como "creados de tierra". El uso del presente en la
última palabra de esta frase deja claramente implícito que "Adán" representa aquí a todo el género humano.
GRAVES, ROBERT LA DIOSA BLANCA, 110
se libró una batalla de letras más bien que
una batalla de árboles, su sugerencia de que la fabulosa danza de árboles al son de la lira
de Orfeo fue más bien una danza de letras, parece acertada, histórica y poéticamente25.
Diodoro dice que Orfeo utilizaba el alfabeto pelasgo. Que Gwion identificaba al
Hércules Celestial del Boibel-Loth con el Apolo Orfico se pone de manifiesto en este
pasaje completamente claro incluido en el laberinto de enigmas de Cád Goddeu:
Ha pasado mucho tiempo desde que yo era pastor.
Viajé por toda la tierra
antes de llegar a ser una persona instruida.
He viajado, he hecho un circuito,
he dormido en un centenar de islas,
he vivido en un centenar de ciudades.
¿Los sabios druidas
os profetizan a Arturo?
¿O es a mí a quien celebran?
Sólo Apolo puede ser el «yo»; de este pasaje. Era pastor de Admeto, el rey de
Feres en Tesalia, varios siglos antes de instalarse en Delfos como jefe de las Musas. Y
como héroe oracular pregriego había sido enterrado en un centenar de islas sagradas.
Cuando los riegos consideraron conveniente adoptarlo como su dios de la curación y de
la música, centenares de ciudades le tributaron honores, y en la época clásica ya hacía
su circuito diario y anual como sol visible. Gwion insinúa a Heinin y los otros bardos de
la corte que la verdadera identidad del héroe al que ensalzan irreflexivamente como rey
Arturo es Hércules-Dioniso, rex quondam, rexque futurus («Rey en otro tiempo y rey en
el futuro»), quien en su segundo advenimiento será el inmortal Hércules-Apolo. Pero
ellos no querían comprender. «Ha pasado mucho tiempo desde que yo era pastor»
SUTRA DEL LOTO 110
VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos 110
El rasgo distintivo de todo lo existente es su monotonía. Compartimos la comida a
unas horas predeterminadas porque los planetas, como trenes que nunca se
retrasaran, salen y llegan a una hora determinada. El hombre medio no puede
imaginarse la vida sin un horario tan estrictamente establecido. Pero una mente
traviesa y sacrilega se divertiría mucho imaginándose la existencia de la gente en el
caso de que el día durara diez horas hoy, ochenta y cinco mañana, y pasado mañana
sólo unos minutos. A priori se puede decir que, en Inglaterra, semejante
incertidumbre relativa a la duración exacta del día venidero, se traduciría en primer lugar en una extraordinaria proliferación de apuestas y otras diversas formas y
combinaciones de juego. Más de uno podría perder toda su fortuna porque el día
había durado unas cuantas horas más de las que él había supuesto la víspera. Los
planetas se convertirían en caballos de carreras, y ¡qué entusiasmo el producido por
el alazán Marte en la tirada final de su carrera cuando se aprestara a acometer la
última valla celestial! Los astrónomos asumirían las funciones de los corredores de
apuestas, el dios Apolo sería pintado con los llameantes colores de una gorra de
jockey y el mundo se volvería felizmente loco.
Pero, desgraciadamente, las cosas no son así. La exactitud es siempre algo solemne
y nuestros calendarios, donde se calcula de antemano la existencia del mundo, son
como el temario de un examen inexorable. Es verdad que hay algo consolador y
despreocupado en este régimen inventado por una especie de Frederick Taylor
cósmico. Y sin embargo, qué espléndido, qué radiante es ese momento cuando la
monotonía del universo se ve interrumpida de vez en cuando por el libro de un
genio, por un cometa, por un crimen o, tal vez y más humildemente, por una sola
noche de insomnio. Nuestras leyes, sin embargo —el pulso, la digestión— están
íntimamente ligadas al transcurso de las estrellas y cualquier intento de trastornar
esta regularidad se ve castigado, en el peor de los casos con la decapitación y en el
mejor con una jaqueca. Además, no hay duda alguna de que el mundo fue creado
con las mejores intenciones y no es culpa de nadie si en ocasiones se torna aburrido,
si la música de las esferas nos recuerda, a algunos de nosotros, a las interminables
repeticiones de un organillo.
La vida y la muerte me
están desgastando 110
Como podrás darte cuenta, aquél era uno de esos casos en los que la extrema alegría produce dolor; cuando las cosas se llevan al límite, dan la vuelta y se dirigen hacia la dirección contraria.
Al anochecer del quinto día después del encuentro con mi antiguo amo, me encontraba llevando a casa al jefe del condado después de visitar una mina de hierro en la montaña del Buey Recostado
cuando, de repente, se cruzó en el camino un conejo que venía dando saltos. Asustado, me puse a dos patas y, cuando aterricé, la pezuña delantera derecha se me quedó atrapada entre unas rocas.
Caí al suelo, y también lo hizo el jefe del condado, que se golpeó la cabeza contra una roca afilada que le dejó sin sentido y le abrió una brecha. Su secretario inmediatamente ordenó a algunos hombres que bajaran de la montaña al jefe del condado, ya que se encontraba inconsciente.
Mientras tanto, algunos granjeros trataron de liberar mi pezuña, pero estaba profundamente
atascada. No había manera de sacarla. Tiraron, empujaron y, entonces, escuché un chasquido que salió de las rocas y sentí un dolor tan agudo que también perdí el sentido. Cuando lo recobré,
descubrí que mi pezuña delantera derecha y los huesos que la conectaban a la pata todavía estaban atrapados en las rocas y que mi sangre había teñido un tramo importante de la carretera. Estaba superado por el dolor. Sabía que mis servicios como burro se habían acabado. El jefe del condado
ya no iba a poder utilizarme más y ni siquiera mi amo tendría el menor interés por alimentar a un burro que ya no podía trabajar. Lo único que me esperaba era el cuchillo del carnicero. Se deslizaría por mi garganta y, una vez que hubiera derramado toda la sangre que hay en mi cuerpo,me desollarían y cortarían mi cuerpo en pedazos de sabrosa carne que acabaría en el estómago de los seres humanos...
LAS BELLEZAS DEL
TALMUD 110
Después de la ruina de Jerusalén, algunos de los supervivientes,
apesadumbrados por el dolor y por la acerba memoria,
hicieron propósito de no gustar nunca más carne ni
vino. Un doctor, que no aprobaba este rigor de abstinencia
que de día en día se difundía más entre sus hermanos, tuvo
este coloquio con algunos de ellos:
-¡Amigos míos! ¿Por qué queréis absteneros de la carne y
del vino?
-¡Maestro! -repusieron llorosos-. ¿Cómo no se nos destrozaría
el corazón? Antes ofrecíase la carne de la víctima
sobre el altar; ahora el altar está destruido. Antes se hacían
libaciones de vinos; ahora han cesado.
-Vosotros deberíais entonces dejar de comer pan, porque
ya no se ofrece el pan de la proposición.l
-¡Maestro! es justo; no comeremos más pan; nos sustentaremos
de frutos.
-Pero en otro tiempo se ofrecían frutos, como primicias,
al templo.
-Es verdad; pues bien, comeremos de aquellos frutos de
que no se ofrecían primicias.
-Mas no bebáis tampoco agua, porque las libaciones que
de agua se hacían en el templo han cesado.
Los pobrecillos no supieron ya que responder, y enmudecieron;
continuó entonces así el sabio:
-Yo no os aconsejaré nunca que dejéis todo luto, que tremenda
en demasía es nuestra desgracia. Mas un luto excesivo,
nunca; pues la humana sociedad no lo sufre. Comportémonos
sin embargo en todas nuestras cosas de modo que
en nuestra memoria esté siempre viva la gran desventura.
¿Edificas una casa? deja en ella un recuerdo de tu dolor. ¿Organizan
un convite? renuncia a alguna cosa para demostrar el recuerdo de tu pensamiento. ¿Te embriagas de las alegrías
nupciales? extiende en el momento de las solemnes bendiciones
un poquito de ceniza sobre la frente de tu esposa
Quien se duele de la destrucción de Jerusalén disfrutará de
sus alegrías futuras
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