En el rito del Taurobolio o sacrificio del toro, la sangre era el elemento esencial en los ritos de iniciación dedicados a los misterios de Atis-Cibeles (la de la fértil tierra y señora de las fieras) y al dios iranio Mitra. En ambos casos se incluía el bautismo del iniciado, o del sacerdote, con la sangre de un toro recién sacrificado.
El culto a Cibeles se introdujo en Roma hacia el 204 a.C., en tiempos del general Publio Cornelio Escipión “El Africano”(236-183 a.C.), cuando en su lucha contra Aníbal, al final de las guerras Púnicas, consultaron los libros sibilinos (eran unos libros mitológicos y proféticos de la antigua Roma) y éstos predijeron que Aníbal sería arrojado de Italia en cuanto trajeran el culto de Cibeles a Roma. (5)
En España fue introducido su culto de la mano del Emperador Augusto (Cayo Julio César Octavio, 63 a.C. 14 d.C.), quien sentía una especial veneración por Cibeles.
el rito del Taurobolio de la siguiente manera: “El sumo sacerdote se oculta bajo tierra en una fosa preparada, para recibir su consagración en esas profundidades… ceñida su cabeza con el sagrado turbante… adornando su cabellera con corona de oro, ajustando la toga de seda a la maEn España fue introducido su culto de la mano del Emperador Augusto (Cayo Julio César Octavio, 63 a.C. 14 d.C.), quien sentía una especial veneración por Cibeles.
nera gabia.
Con tablones de madera colocados sobre la fosa construyen una tarima escénica, que queda abierta por muchas partes…; inmediatamente hacen rendijas o agujerean la plataforma… con múltiples golpes de barrena… Allí conducen un toro enorme de frente fiera y erizada, atado con guirnaldas de flores por los lomos o en su cornamenta encadenada; brilla también el oro en la frente de la víctima y recubre su pelo el fulgor de láminas doradas.
Luego que han colocado ahí el animal que ha de ser inmolado, le abren el pecho con el cuchillo sagrado: la ancha herida vomita una oleada de sangre hirviente, y sobre las planchas del puente que hay debajo del toro se derrama un encendido torrente de sangre y expande su calor por todas partes.Entonces, por los numerosos canales de las mil rendijas, el borbotón penetrante de la sangre llueve su podrida corriente, que recibe el sacerdote metido dentro de la fosa, exponiendo su cabeza sucia a todas las gotas, infestando su vestido y todo su cuerpo.
Más aún: levanta su rostro hacia arriba, ofrece sus mejillas al encuentro de la sangre… y hasta sus mismos ojos baña en ese líquido… Después que los otros sacerdotes han retirado de aquella plataforma el cadáver del toro… sale de la fosa el pontífice, horrible a la vista: muestra su cabeza chorreante… sus vendas empapadas y sus vestidos embriagados en sangre.
Otra tradición de los aspectos lustrales de la sangre del toro y transmisora de los aspectos genésicos del animal, la encontramos en la costumbre encuadrada en los ritos del toro nupcial, que se desarrollaron en muchas partes de la geografía norteña extremeña hasta épocas cercanas del siglo XIX. La pervivencia de este ritual es bastante antiguo pues lo encontramos ya recogido en una de las Cantigas de Santa María, de Alfonso X El Sabio.
El acto central del ceremonial consistía en retirar un toro del matadero, dos días antes de los esponsales y enmaromado por los cuernos era conducido a la casa de la novia. Durante el trayecto, el novio lo toreaba con su capa o con una sábana del ajuar de los novios, con mejor o peor fortuna, procurando rozar por el lomo o los cuernos del toro dichas prendas. Mientras, llegaba la comitiva a la casa de la novia y el burel era atado a la reja de la ventana. La novia entregaba al novio unas banderillas, ricamente engalanadas, para que se las clavase al toro y manase la sangre lustral. Luego debía procurar impregnar la capa o la sábana del ajuar en la sangre del animal, en la creencia de que, esa impregnación sanguínea, transmitiría los poderes genésicos del toro a los desposados, cuando entraran en contacto con esas prendas, asegurando de este modo la fecundidad de la pareja.
El acto central del ceremonial consistía en retirar un toro del matadero, dos días antes de los esponsales y enmaromado por los cuernos era conducido a la casa de la novia. Durante el trayecto, el novio lo toreaba con su capa o con una sábana del ajuar de los novios, con mejor o peor fortuna, procurando rozar por el lomo o los cuernos del toro dichas prendas. Mientras, llegaba la comitiva a la casa de la novia y el burel era atado a la reja de la ventana. La novia entregaba al novio unas banderillas, ricamente engalanadas, para que se las clavase al toro y manase la sangre lustral. Luego debía procurar impregnar la capa o la sábana del ajuar en la sangre del animal, en la creencia de que, esa impregnación sanguínea, transmitiría los poderes genésicos del toro a los desposados, cuando entraran en contacto con esas prendas, asegurando de este modo la fecundidad de la pareja.
Conflicto y supervivencia de la Diosa
Las imágenes más conocidas de shakti –casi siempre personificadas por Kali- corresponden a la supremacía sexual. Aparece con un pie apoyado en el pecho de Siva, su marido, mientras gira vertiginosamente en plena danza destructiva, o monta sobre su consorte en medio del éxtasis sexual. El texto sagrado Kalika Purana abunda en relatos fantásticos de los combates eróticos de Kali con su esposo Siva, lo que demuestra que disfruta con los juegos sexuales. Los Shaktas –fieles seguidores de shakti- veneran su vulva o yoni como el gran útero. Hay saktasque se castran para imitar el aspecto de shakti. En algunos ritos, los shaktas de la secta vamachari beben sangre menstrual para absorber la energía cósmica de shakti.
EL ORIGEN DE LAS ROSAS
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