viernes, mayo 22, 2015

LOTO DE MIL PANTALLAS.

                               

                                                            SEMILLAS DE LOTO

                             

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El instituto que da la bienvenida al parque, tiene una fachada muy característica que simula una enorme pantalla de tv que se enciende cuando llega la noche. Está compuesta por 2100 paneles de cristal que exhiben casi 800 imágenes distintas, multicolores y con relieve, obra de Jaap Drupsen, un diseñador gráfico que trabajó durante tres años en la innovadora fachada, para lo que utilizó una técnica completamente novedosa, el Slumping Glass.La misión del edificio consiste en conservar y divulgar el mayor archivo de fotografías, grabaciones de radio, tv, películas…de los Países Bajos, en resumen, historia. Si se pusieran todos los archivadores en línea recta medirían 41 km de longitud!!.La luz natural se tamiza por los cristales coloreados y crea una sensación mágica. Para mí la luz es un punto importantísimo en cada proyecto, porque la luz tiñe todos los elementos y crea sensaciones, y la sensación de estar allí era increíble!!!



BUDA   CARTER SCOTT   62



VLADIMIR NABOKOV   LOLITA 62

He prendido la luz para disipar un sueño. Tenía un antecedente indudable. Durante la comida, Haze anunció benévolamente que puesto que el pronóstico anunciaba un fin de semana con sol, iríamos el domingo al lago, después de la iglesia. Mientras yacía en mi cama,entre meditaciones, urdí un plan final para aprovechar el picnic anunciado. Sabía que mamá Haze odiaba a mi amada porque era gentil conmigo. De modo que planeé el día junto al lago de manera que satisfaciera a la madre. Le hablaría sólo a ella, pero en un momento apropiado diría que había olvidado mi reloj pulsera y mis anteojos negros en algún lugar, y me hundiría con mi nínfula en el bosque. En ese instante, la realidad se desvanecía, y la busca de los anteojos se transformaba en una tranquila orgía... A las tres de la mañana tomé un soporífero y entonces un sueño que no era una secuela, sino una parodia, me reveló con una especie de significativa claridad, el lago que aún no había visitado: estaba cubierto por una lámina de hielo esmeralda, y un esquimal
picado de viruela trataba en vano de romperlo con un hacha, aunque mimosas importadas y oleandros florecían en sus orillas cubiertas de granza. Estoy seguro de que la doctora Blanche Schwarzmann me habría pagado un montón de dinero
por enriquecer con ese sueño sus archivos. Por desgracia, el resto era francamente ecléctico. La Haze mayor y la Haze menor corrían a caballo en torno
al lago, y yo también corría, meciendo diestramente mi cuerpo, con las piernas arqueadas por la montura, aunque no había ningún caballo entre ellas: sólo el
aire elástico –una de esas pequeñas omisiones debidas a la distracción del agente que sueña-.

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ALEXANDRE COLE  COLOSO  258

—¿Cómo es? —pregunta Mara.
—¿Quién?
—Alejandro.
Gajendra se queda pensativo.
—Uno de sus guardias me hizo un comentario cuando veníamos desde
Babilonia. Me dijo que Alejandro duerme con dos cosas bajo la almohada: una
daga y la Ilíada. La Ilíada no es sólo un relato, es su árbol genealógico. Él cree que
desciende de Hércules, que es en parte divino. No se limita a gobernar a otros
hombres por el poderío de su ejército. Él conquista por derecho propio. Se cree un
dios.
—¿Y la daga?
—Para proteger la parte de sí mismo que no es dios.
—¿A ti te parece que es un ser divino?
—Hace cosas que son más que humanas. Su idea de ocio al final de una
larga jornada es una marcha nocturna. Su idea de cena es un desayuno ligero.
Gajendra va dándole a la punta de la flecha, tratando de soltarla poco a poco
con el menor alboroto posible.
—¿Cómo aprendiste a ser mahavat? —le pregunta Mara.
—Por Ravi. El oficio se llama el ali baas. Se transmite de padre a hijo, pero él
no tiene hijo.
—¿Qué lengua es la que hablas?

—No sé. Es la lengua de Ravi, aunque lo único que recuerda ya de él son laspalabras que usa para los colmilludos.
—¿Y ésa es la única lengua que conocen?
—No es como el griego o como vuestra jerga. Ellos saben qué hacer cuando
decimos ciertas palabras, pero en una batalla no nos oyen, así que casi todo lo
hacemos con los pies y con varas. O, si voy andando a su lado, le doy un golpe
suave debajo del ojo para hacerlo arrodillarse, justo aquí para que se pare, aquí en
la parte de atrás del talón para que levante la pata y así poder subirme. Pero eso lo
hace sólo el mahavat de un elefante, el animal no lo hará por nadie más. Lo hace
porque me aprecia y confía en mí. —Frota el pellejo de Coloso con la mano y le da
unas palmaditas—. Por cierto, ¿por qué quieres saber todo esto?




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