VLADIMIR NABOKOV
Pnin
Desdémona, la vieja negra que
hacía el aseo los viernes y con la que, en un tiempo, Dios había charlado a más y mejor («Desdémona—me decía el Señor— ese hombre no es bueno»), vio una vez a Pnin dándose baños de sobrenatural luz ultravioleta, sin llevar encima nada más que calzoncillos, anteojos oscuros y una resplandeciente cruz
católica-griega en su amplio pecho, e insistió en adelante en que Pnin era un santo. Un día subió Laurence a su estudio, una guarida sagrada y secreta, astutamente disimulada en la buhardilla, y se
indignó al encontrar la lámpara de mórbida luz ultravioleta encendida y a Pnin, con su nuca gorda,abrazado a sus delgadas piernas,hojeando tranquilamente los libros de una esquina.
EL PAPA DE LOS CARACOLES HENRI VINCENOT
Música ancestral en los pinos OSHO
Él quiere saber quién
es el padre verdadero, quién ha engendrado esta existencia, o quién
está haciendo todavía de madre.
La última
pregunta...
Escucha cuidadosamente.
Es muy importante.
Osho, ¿Cómo
consigues tener siempre la anécdota correcta en
el momento correcto?
Deja que te responda
con una anécdota:
Un rey, que pasaba por
una pequeña ciudad vio lo que tomó por indicios de un
extraordinario tirador. En los árboles, en los establos y vallas
había muchas dianas, cada una con un agujero de
bala exactamente en el centro. No podía creer lo que veían sus
ojos. Era una puntería suprema, algo casi milagroso. Él mismo era
un buen tirador y había conocido a muchos grandes tiradores en su
vida, pero nada parecido a ese. Pidió reunirse con el experto.
Resultó ser un loco.
-¡Es sensacional!
¿Cómo
diablos
lo haces? -preguntó al loco-.¡Yo mismo soy un buen tirador, pero
nada comparado con tu habilidad y tu arte! Por favor, cuéntame.
-¡Tan fácil como un
pastel! -dijo el loco y se rió ruidosamente-. Primero disparo,
y luego dibujo los círculos alrededor!
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