martes, noviembre 29, 2011

LOS HOMBRES DE NEGRO

 

   

Fly (AndAWan & WindWriter

http://uwall.tv/?v=bng3agUOYiI  Jimi Hendrix - All Along The Watchtower - ORIGINAL MUSIC

http://www.goear.com/listen/7d8ddb0/track-4-la-beniterranea 

 

SUSAN SONTAG-EL AMANTE DEL VOLCAN    pág 283

Dejemos que todos se sientan turbados, que se confundan todavía más. Sienta tan bien cantar y zapatear y dar vueltas. ¿Por qué
te critican y se burlan de ti? ¿Por qué les turbas? En ocasiones deben sentirse como
tú te sientes ahora. ¿Por qué la gente siempre intenta detenerte? Has intentado ser
lo que ellos quieren que seas.

 

Valentine Penrose   La condesa sangrienta  152  págs   152*2=304-283=21

¿Por qué no sacrificó Erzsébet Báthory ni una sola vez un macho a esta Kali
de la que, ciertamente, no había oído hablar en su época, pero cuyo culto
celebraba inconscientemente? Puede pensarse que, a través de su huraño y
salvaje carácter húngaro, alguna vena fanática llegada de lejos, del remoto
Oriente, de aquella Bengala donde reina y domina el gran subconsciente
femenino, se había insinuado en ella; la propia Erzsébet no había tomado de
aquella Madre de las memorias más que la sensualidad y el gusto por la sangre.
No le repugnaban los malos olores; los sótanos de su castillo olían a cadáver; su
cuarto, iluminado por una lámpara de aceite de jazmín, olía a sangre vertida en
el suelo al pie mismo del lecho. Como los sectarios ascetas de la Madre
universal, que conservan las manos impregnadas del olor de los cráneos en
descomposición que el Ganges arroja a veces a sus orillas, no temía el olor de la
muerte y lo disimulaba con fuertes perfumes.
Sólo ofrendó muchachas a esa diosa tan íntimamente mezclada consigo
misma que creyó, hasta el final, que todo crimen cometido para su propio
placer era lícito. Y quería que aquellas jóvenes fueran hermosas y altas. En su
cuadernillo indica, frente a un nombre: «Era muy baja.» Era una nota
peyorativa referida a una sirvienta desaparecida en el abismo de horror en el
que la habían precedido numerosas compañeras.

Este universo exclusivamente femenino en el que se movía Erzsébet resulta
sorprendente. Había lacayos en el castillo, pero no asistían a las ejecuciones.
Cruzaban las habitaciones para ocuparse de sus tareas y encontraban, de pie, en los rincones, jóvenes costureras desnudas, y otras, en el patio, también
desnudas, atando así haces de leña. El agua y la leña las llevaban mujeres a las
salas de tortura. Sólo mujeres permanecían encerradas con la Condesa y las
víctimas

BORGES-OBRAS COMPLETAS   pág 283

Uspenski profetiza que nuestras mentes
prescindirán del tiempo lineal, sucesivo, y que intuirán el universo
de un modo angélico: sub specie ceternitatis.
A la misma conclusión llega Heard, en un lenguaje a veces
contaminado de patois psiquiátrico y sociológico. Llega, o creo
que llega. En el primer capítulo de su libro afirma la existencia
de un tiempo •inmóvil que nosotros los hombres atravesamos. Ignoro
si ese memorable dictamen es una mera negación metafórica
del tiempo cósmico, uniforme, de Newton o si literalmente afirma
la coexistencia del pasado, del presente y del porvenir. En el
último caso (diría Dunne) el tiempo inmóvil degenera en espacio
y nuestro movimiento de traslación exige otro tiempo...
Que de algún modo evolucione la percepción del tiempo, no
me parece inverosímil y es, quizá, inevitable. Que esa evolución
pueda ser muy brusca me parece una gratuidad del autor, un
estímulo artificial.

CORAN-MAHOMA   pág 283

Sura 9. At-Tauba (El Arrepentimiento)

(1) EXENCIÓN de responsabilidad para Dios y Su Enviado [se declara aquí] frente a aquellos
que atribuyen divinidad a otros junto con Dios, [y] con los cuales vosotros [Oh creyentes]
habéis concertado un pacto.

1    Sc., “y que ellos (los no-creyentes) han violado deliberadamente” (Tabari, Bagawi, Samajshari, Rasi);
véase también el versículo 4, referido a aquellos no-creyentes que se mantienen fieles a las obligaciones de
su tratado con los creyentes. Este pasaje enlaza con los versículos 56-58 del sura anterior (Al-Anfal). El
sustantivo bara’a (derivado del verbo bari’a, “él se vio (o “quedó”) libre [de algo]” o “dejó de tener parte
[en algo]”) equivale a una declaración de liberación, o de exención, de toda obligación, moral o contractual,
con la persona o personas de que se trate (véase Lane Y, 178); en este contexto, tratándose de Dios --o del
Enviado, que habla en nombre de Dios-- su mejor traducción es la de “exención de responsabilidad”.

ROBERTO BOLAÑO –2666  pág 283

«A la llegada de los españoles, los araucanos
establecieron dos conductos de comunicaciones desde
Santiago: la telepatía y el adkintuwe.55 Lautaro,56 por sus relevantes
condiciones telepáticas, siendo todavía niño, fue llevado
al norte con su madre, para ponerlo al servicio de los españoles.

Fue de esta forma como Lautaro contribuyó a la derrota de los
españoles. Como los telépatas podían ser eliminados y cortadas
las comunicaciones, se creó el adkintuwe. Sólo después del año
1700 se percataron los españoles del envío de mensajes por medio
del movimiento de las ramas. Estaban desconcertados por
el hecho de que los araucanos sabían todo lo que pasaba en la
ciudad de Concepción. Aunque lograron descubrir el adkintuwe,
jamás lograron traducirlo. De la telepatía no sospecharon
jamás, atribuyéndolo a «contacto con el diablo», el que les comunicaba
las cosas que pasaban en Santiago. Desde la capital
partían tres líneas de adkintuwe: una por los contrafuertes de
la cordillera de Los Andes; otra por la orilla del mar, y una tercera,
por el valle central. El hombre primitivo desconocía el
lenguaje; se comunicaba por emisiones de la mente, como lo
hacen los animales y las plantas. Cuando recurrió a los sonidos
y a los gestos y movimientos de las manos para comunicarse,
empezó a perder el don de la telepatía, lo que se acentuó al encerrarse
en las ciudades alejándose de la naturaleza

 

  

ANATOLE FRANCE-EL FIGON DE LA REINA PATOJA   pág 283

—Mirad —nos dijo mi buen maestro—, esas murallas, esas torres, esos
campanarios, esas techumbres que asoman sobre la verdura. Es un pueblo,
y aun sin conocer su historia, ni siquiera su nombre, conviene reflexionar
acerca de él, como el más digno objeto de meditación que pueda
ofrecérsenos. En efecto, un pueblo, sea el que fuere, ofrece asunto
abundante a las especulaciones del espíritu. Los postillones nos dicen que
se llama Montbard. Lo desconozco, y, sin embargo, no dudo en afirmar, por
analogía, que las gentes que lo habitan, nuestros semejantes, son egoístas,
cobardes, pérfidos, glotones, libidinosos. De otro modo no serían hombres,
ni descenderían de Adán, a la vez miserable y venerable, en quien todos
nuestros instintos hasta los más innobles, hallan su origen augusto. El único
punto dudoso estribaría en saber si esas gentes son más inclinadas a la gula
o la lujuria, y quizá ni eso deba dudarse: un filósofo juzgará sanamente que
el hambre es, para esos desgraciados, una necesidad más urgente que el
amor. En mi lozana juventud supuse a la bestia humana muy propensa a la
conjunción de los sexos, juzgando por engañosas apariencias, pues en
realidad, los hombres gustan más de vivir que de dar vida. El eje de la
humanidad es el hambre; por lo demás, evitando inoportunas divagaciones,
me limitaré a deciros que la vida de los mortales tiene dos polos: el hambre

y el amor. Y aquí es en donde es necesario abrir bien los oídos y el alma.
Esas criaturas horribles, que sólo se ocuparían de devorarse o de acariciarse
furiosamente, viven juntas y sometidas a las leyes que prohiben
precisamente la satisfacción de su doble y fundamental concupiscencia

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