sábado, diciembre 03, 2011

TUNEL

         

                  

                        

                                                             

CORAN-MAHOMA    243

(26) ¡OH HIJOS de Adán! Ciertamente, hemos hecho descender para vosotros [el conocimiento
de la confección de] vestidos para cubrir vuestra desnudez, y como adorno:17 pero el vestido
de la consciencia de Dios es el mejor de todos. En esto hay un mensaje de Dios, para que el
hombre18 pueda tenerlo presente.
(27) ¡Oh hijos de Adán! ¡No permitáis que Satán os seduzca de la misma forma en que
hizo que vuestros antepasados fueran expulsados del jardín: les despojó de su vestimenta
[de consciencia de Dios] para hacerles ver su desnudez. En verdad, él y su tribu os acechan
desde donde no podéis percibirles!19
En verdad, hemos puesto [toda clase de] fuerzas satánicas cerca de aquellos que [realmente]
no creen;20 (28) y [por eso,] cuando cometen un acto deshonesto, suelen decir:
“Hallamos que nuestros padres lo hacían,” y, “Dios nos lo ha ordenado.”
Di: “Ciertamente, Dios no ordena actos abominables. ¿Vais a atribuir a Dios algo de lo
que no tenéis conocimiento?”

17 Lit., “como plumaje” --una expresión metafórica derivada de la belleza del plumaje de los pájaros.
18 Lit., “este es [uno] de los mensajes de Dios, para que ellos...”, etc.
19 Lit., “os ven desde donde vosotros no les veis”.
20 La inserción de “realmente” se justifica a causa de la referencia que a continuación se hace a las creencias
erróneas de tales gentes: porque, aunque sus creencias son falsas, algunos de ellos viven con la impresión
de que los “actos deshonestos” que luego se mencionan han sido ordenados por Dios. En cuanto a
las “fuerzas satánicas” (shayatín), debe recordarse que esta designación se aplica en el Qur’an a toda clase
de impulsos o tendencias malvadas que están “cerca de” (e.d., en los corazones de) aquellos que no creen
realmente en Dios (véase la nota 31 en 14:22): por esta razón, el término shayatín en el versículo 30 ha
sido traducido por “impulsos malvados”.
21 El término wayh (lit., “rostro”) es usado a menudo, en sentido abstracto, para denotar la totalidad del
ser de una persona o su total entrega a algo --como por ejemplo en la frase aslamtu wayhi li’llahi, ”me he
sometido por entero a Dios” (3:20). La palabra masyid, que normalmente indica el tiempo o el lugar de

postración en la oración (suyud), indica evidentemente en este contexto --y también en el versículo 31--
cualquier acto de adoración

BIBLIA  ANTIGUO TESTAMENTO  pág 243

16 “ ‘Si lo hiere con un intrumento de hierro, y él muere, es un asesino. El asesino
morirá irremisiblemente. 17 “ ‘Si lo hiere con una piedra en la mano, con la cual pueda
causarle la muerte, y él muere, es un asesino. El asesino morirá irremisiblemente.
18 “ ‘Si lo hiere con instrumento de madera en la mano, con el cual pueda causarle la
muerte, y él muere, es un asesino. El asesino morirá irremisiblemente. 19 El vengador
de la sangre matará al asesino; cuando lo encuentre, lo matará. 20 “ ‘Si por odio lo
empuja o arroja algo contra él intencionadamente, y él muere; 21 o si por hostilidad
lo hiere con su mano, y él muere, el que le ha herido morirá irremisiblemente. Es un
asesino. El vengador de la sangre matará al asesino cuando lo encuentre. 22 “ ‘Pero si
lo empuja de repente sin hostilidad, o tira sobre él cualquier instrumento sin
intención, 23 o si sin verlo hace caer sobre él alguna piedra que pueda causarle la
muerte, y él muere, no siendo él su enemigo ni procurando su mal, 24 entonces la
congregación juzgará entre el homicida y el vengador de la sangre, conforme a estos
decretos. 25 La congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre,
y lo hará regresar a su ciudad de refugio a la cual había huido, y él habitará en ella
hasta la muerte del sumo sacerdote que fue ungido con el aceite santo. 26 “ ‘Pero si el
homicida sale fuera de los límites de su ciudad de refugio a donde había huido, 27 y el
vengador de la sangre lo halla fuera de los límites de su ciudad de refugio y mata al
homicida, aquél no será culpable de sangre

BORGES –OBRAS –pág 235

Los hechiceros de la Australia Central se infieren
una herida en el antebrazo que hace correr la sangre,para que el cielo imitativo o coherente se desangre "en lluvia
también. Los malayos de la Península suelen atormentar o denigrar
una imagen de cera, para que perezca su original. Las
mujeres estériles de Sumatra cuidan un niño de madera y lo
adornan, para que sea fecundo su vientre. Por iguales razones
de analogía, la raíz amarilla de la cúrcuma sirvió para combatir
la ictericia, y la infusión de ortigas debió contrarrestar la urticaria.
El catálogo entero de esos atroces o irrisorios ejemplos es
de enumeración imposible; creo, sin embargo, haber alegado
bastantes para demostrar que la magia es la coronación o pesadilla de lo causal, no su contradicción. El milagro no es menos
forastero en ese universo que en el de los astrónomos. Todas las
leyes naturales lo rigen, y otras imaginarias. Para el supersticioso,
hay una necesaria conexión no sólo entre un balazo y un muerto, sino
entre un muerto y una maltratada efigie dé cera o la rotura
profética de un espejo o la sal que se vuelca o trece comensales
terribles.

BIBLIA  NUEVO TESTAMENTO  pág 235

¿Qué, pues, diremos? ¿Permaneceremos en el pecado para que abunde la
gracia? 2 ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo
viviremos todavía en él? 3 ¿Ignoráis que todos los que fuimos bautizados en
Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte? 4 Pues, por el bautismo

fuimos sepultados juntamente con él en la muerte, para que así como Cristo fue
resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
andemos en novedad de vida. 5 Porque así como hemos sido identificados con
él en la semejanza de su muerte, también lo seremos en la semejanza de su
resurrección. 6 Y sabemos que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente
con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que ya no seamos
esclavos del pecado; 7 porque el que ha muerto ha sido justificado del pecado.
8 Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él.
9 Sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la
muerte no se enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, para el pecado
murió una vez por todas; pero en cuanto vive, vive para Dios. 11 Así también
vosotros, considerad que estáis muertos para el pecado, pero que estáis vivos
para Dios en Cristo Jesús

HARUKI MURAKAMI-1Q84    pág 235

TENGO
Me alegro de que te haya gustado
Tras los diez días durante los cuales estuvo corrigiendo La crisálida de aire, Tengo
dio por acabada la versión de la nueva obra y se la entregó a Komatsu, luego disfrutó
de una temporada apacible como una bonanza. Dos veces por semana daba clases en
la academia y quedaba con su novia. El resto del tiempo lo dedicaba a realizar las
tareas domésticas, dando paseos o escribiendo su propia novela. Así pasó abril. Los
cerezos se deshojaron, asomaron nuevos brotes, los magnolios florecieron y la
estación dio paso a una nueva etapa. Los días transcurrían en orden, con normalidad,
como si nada. Aquélla era, precisamente, la vida que Tengo deseaba: en la que una
semana enlazaba con la siguiente de manera automática, sin interrupciones.
No obstante, se podía observar un cambio. Un cambio para mejor. Mientras
escribía, Tengo se dio cuenta de que una nueva fuente había nacido en su interior. El
agua no manaba precisamente a borbotones; era más bien un modesto manantial
entre rocas. Pero aunque la cantidad fuese pequeña, el agua parecía brotar sin cesar.
No había prisa. No había que precipitarse. Bastaba con esperar pacientemente a que
el agua se acumulara en las cavidades de la roca. Una vez acumulada, se podría
coger con las manos. El resto sólo era sentarse frente al escritorio y verter lo tomado
en forma de texto. Así era como había progresado la historia, de manera espontánea.
Al concentrarse tantísimo en la corrección de la obra, probablemente había
logrado apartar la roca que hasta entonces había obstruido la fuente. Tengo
desconocía cómo había sido posible, pero, sin lugar a dudas, había sentido que «al
final, aquella pesada tapa había cedido». Tenía la impresión de que su cuerpo se
había aligerado, de que había salido de un lugar angosto y podía estirar las
extremidades libremente. Tal vez la obra La crisálida de aire hubiera despertado algo
latente en su interior.

No hay comentarios: