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LA ADORACION-JACQUES BOREL 998
Menudas perrerías le hizo usted a su abuela cuando era pequeño.¿Recuerda aquella vez que le até a los pies de la cama?No,no me abordaba”Pues bien era el día de recibo de Madame ;esperaba visitas,y usted estaba terrible aquel día.Había echado a correr para librarse de unos azotes,pero yo le alcancé.”Jeanne-me dijo la señora-,átalo a los pies de la cama,pues1Dios sabe lo que es capaz de hacer¡”Debe usted perdonarme,pero bien que le até con unos cordeles gruesos y trenzados,que sujeté después a los pies de la cama de la señora.!La cama de Madame¡ !No había miedo de que la moviera¡No;pero ,en cambio,consiguió desatar los cordeles y,mientras la señora estaba con sus amigas,allá que se presenta usted en medio del salón,gritando;” !Viva la libertad¡”.Usted no lo recordará porque era muy pequeño.
ISMAIL KADARÉ-EL PALACIO DE LOS SUEÑOS-152 pág 0 152*7=1064-998=66
EDGAR ALLAN POE-CUENTOS- 313 0 313*=1252-998=254
La trampa en que acababa de meterse, salvo que bajara otra vez por el pararrayos, ocasión en que sería posible atraparlo. Por otra parte, se sentía ansioso al pensar en lo que podría estar haciendo en la casa. Esta última reflexión indujo al hombre a seguir al fugitivo. Para un marinero no hay dificultad en trepar por una varilla de pararrayos; pero, cuando hubo llegado a la altura de la ventana, que quedaba muy alejada a su izquierda, no pudo seguir adelante; lo más que alcanzó fue a echarse a un lado para observar el interior del aposento. Apenas hubo mirado, estuvo a punto de caer a causa del horror que lo sobrecogió. Fue en ese momento cuando empezaron los espantosos alaridos que arrancaron de su sueño a los vecinos de la rue Morgue. Madame L’Espanaye y su hija, vestidas con sus camisones de dormir, habían estado aparentemente ocupadas en arreglar algunos papeles en la caja fuerte ya mencionada, la cual había sido corrida al centro del cuarto. Hallábase abierta, y a su lado, en el suelo, los papeles que contenía
ROBERTO BOLAÑO-2666 pág 998
Uno de los soldados
que lo libró del montón de cadáveres malolientes y de la nieve
que se había ido acumulando, dijo que el tipo en cuestión olía
a algo extraño es decir no olía a suciedad ni a mierda ni a orines,
tampoco olía a podredumbre ni a gusanera, vaya, el sobreviviente
olía bien, un olor fuerte, si acaso, pero bueno,
como a perfume barato, perfume húngaro o perfume de gitanos,
con un ligero aroma a yogur, tal vez, con un ligero aroma
a raíces, tal vez, pero lo que predominaba no era, ciertamente,
el olor a yogur o a raíces sino otra cosa, una cosa que sorprendió
a todos los que estaban allí, sacando a paladas los cadáveres
para enviarlos tras las líneas o darles cristiana sepultura, un
olor que apartaba las aguas, como hizo Moisés en el Mar Rojo,
para que el soldado en cuestión, que apenas podía tenerse de
pie, pudiera pasar, ¿pero pasar adónde?, cualquiera lo sabía, a
retaguardia, a un manicomio en la patria, seguramente
Dan Brown El código Da Vinci 413 pags 0 413*3=1235-998=237
La primera vez que Langdon vio la película del rey Leon se quedó boquiabierto al
comprobar que el cuadro que decora el hogar submarino de Ariel no es otro
que Magdalena Penitente, la famosa pintura de Georges de la Tour del siglo
XVII, un homenaje a la denostada María Magdalena, muy adecuado, por otra
parte, teniendo en cuenta que la película resultaba ser un collage de noventa
minutos con descaradas referencias simbólicas a la santidad perdida de Isis,
de Eva, de Piscis, la diosa pez y, reiteradamente, de María Magdalena. El
nombre de la sirenita, Ariel, poseía estrechos vínculos con la divinidad
femenina, y en el Libro de Isaías era sinónimo de «La ciudad santa sitiada».
Estaba claro, además, que el hecho de que la sirenita fuera pelirroja
tampoco era casual
LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS-TORCUATO LUCA DE TENA 399 págs 0 399*3=1197-998=199
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