jueves, diciembre 22, 2011

NUMEROS QUE NO ENTRAN EN EL SORTEO

 

        NIRVANA   

JAMES JOYCE-ULISES      421

Languidecían las dos en la profundidad de la sombra oceánica,Oro junto a la bomba de la cerveza,Bronce junto al marrasquino pensativas las dos, mina Kennedy, 4 LismoreTerrace. Drumcondra con Aydolores, una reina,Dolores, silenciosa

Pat sirvió platos descubiertos. Leopoldo
cortó rebanadas de hígado. Como se dijo antes,

comió con fruición los órganos internos; mollejas
con gusto a nuez, huevos fritos de bacalao,
mientras Richie Goulding, Collins y Ward
comían bife y riñón, bife después riñón, bocado a
bocado él comía, Bloom comía, ellos comían

Bloom con Goulding, casados en el
silencio, comían. Comidas propias de príncipes.
Por Bachelor's walk al trotecito
tintineaba Blazes Boylan, soltero, al sol, al
calor, al trote la lustrosa anca de la yegua, con
chasquido de látigo sobre saltarinas llantas:
despatarrado, cálidamente sentado, Boylan
impaciencia, ardorosado. Cuerno. ¿Tienes él?
Cuer cuer cuerno.
Sobre sus voces Dollard atacó un bajo
tronando sobre bombardeadores acordes.
—Cuando el amor absorbe mi ardiente
alma...
Redoble de Benalmabenjamín redobló
hacia los trémulos panales de amor de los
vidrios del techo.

LA AUDIENCIA DE LOS CONFINES
Miguel Ángel Asturias                          421

FRAY BARTOLOME DE LAS CASAS.- ¿Vosotros también...? ¡No sólo padecéis la
injusticia, sino la defendéis...!
VOCES.- ¡Agitador...! ¡Agitador...! ¡Mentiroso...! ¡Calumniador...! Vos también
fuisteis tras el oro...! ¡Vos también tuvisteis esclavos...!
FRAY BARTOLOME DE LAS CASAS.- ¡Es verdad! ¡Es verdad, señor mío, que fui
tras el oro y tuve esclavos...! ¡Réprobo! ¡Réprobo! ¡Hasta el día en que se fundieron en mi
corazón el oro y la propiedad, en un gran amor por el prójimo y por vos, víspera de este otro
día, el más feliz de mi vida, en que el emperador acaba de dar para las Nuevas Indias, las
Nuevas Leyes... !
VOCES.- ¡A la hoguera con él...! ¡A la horca con él...! ¡Al Perú...! ¡Al Perú...! ¡A la
hoguera...! ¡A la horca...! ¡A la hoguera...! ¡A la hoguera...!
FRAY BARTOLOME DE LAS CASAS.- ¡A la hoguera conmigo...? ¡Yo me quemaré,
pero no las Nuevas Leyes...! ¿A la horca conmigo...? ¡El nudo corredizo cerrará mi garganta,
pero no la voz de la libertad...! ¡Libres...! ¡Libres...! ¡Esclavos, ya sois libres...! ¡Pobres
desnudos míos, ya sois libres...! ¡Libres...! ¡Libres! ¡Pobres desnudos...! ¡Pobres desnudos
míos! (Pausa. Queda gastado, anhelante, masticando la palabra «libre», hasta reiniciar el
monólogo con la voz más apagada, más lenta, más triste.) ... Pero del infolio a la realidad, el
escolio... qué distancia del dicho del rey al hecho de la ley... y esa distancia oceánica me toca
navegar ahora, después de seis veces de andar el mar... ¿En qué bajel...? ¿Con qué brújula...?
¿Quiénes... qué vientos, qué remeros... impulsarán mi nave combatida y en ningún puerto
esperada...? ¡Dios...! ¡Dios es el viento...! ¡Dios es el remero...!

ANDRE MALRAUX-LA CONDICION HUMANA   139    139*4=556-421=135

Los representantes se miraban con consternación: los depósitos serían reembolsados. Ferral comprendía ahora lo que había pretendido el ministro: dar satisfacción a su hermano sin

omprometerse; hacer que se reembolsasen los depósitos; conseguir que pagasen los Establecimientos, aunque lo menos posible; poder redactar un comunicado satisfactorio. El regateo continuaba. El Consorcio sería destruido; pero poco importaba su aniquilamiento, si los depósitos eran reembolsados. Los Establecimientos adquirirían las garantías que habían solicitado (perderían, sin embargo, aunque poco). Algunos negocios, mantenidos, se convertirían en filiales de los Establecimientos; en cuanto a lo demás... Todos los acontecimientos de Shanghai iban a disolverse allí, en un contrasentido total. Hubiera preferido sentirse despojado; ver viva, fuera de sus manos, su obra conquistada o robada. Pero el ministro no vería más que el miedo que tenía a la Cámara; no desgarraría ningún chaquet, ahora. En su lugar, Ferral hubiera comenzado por inhibirse de un Consorcio saneado que después hubiera mantenido a toda costa. En cuanto a los Establecimientos, siempre había afirmado su incurable avaricia. Recordó, con orgullo, la frase de uno de sus adversarios: «Quiere que un banco sea una casa de juego.»

BORGES-   421

Su protagonista visible —no se nos dice nunca su nombre— es
estudiante de derecho en Bombay. Blasfematoriamente, descree
de la fe islámica de sus padres, pero al declinar la décima oche de la luna "de muharram, se halla en el centro de un
tumulto civil entre musulmanes e hindúes. Es noche de tambores
e invocaciones: entre la muchedumbre adversa, los grandes
palios de papel de la procesión musulmana se abren camino. Un
ladrillazo hindú vuela de una azotea; alguien hunde un puñal
en un vientre; alguien ¿musulmán, hindú? muere y es pisoteado.
Tres mil hombres pelean: bastón contra revólver, obscenidad
contra imprecación, Dios el indivisible contra los Dioses. Atónito,
el estudiante librepensador entra en el motín. Con las desesperadas
manos, mata (o piensa haber matado) a un hindú. Atronadora,
ecuestre, semidormida, la policía del Sirkar interviene con
rebencazos imparciales. Huye el estudiante, casi bajo las patas
de los caballos. Busca los arrabales últimos. Atraviesa dos vías
ferroviarias, o dos veces la misma vía. Escala el muro de un
desordenado jardín, con una torre circular en el fondo. Una
chusma de perros color de luna (a lean and evil mob of mooncoloured
hounds) emerge de los rosales negros. Acosado, busca
amparo en la torre. Sube por una escalera de fierro —faltan
algunos tramos— y en la azotea, que tiene un pozo renegrido
en el centro, da con un hombre escuálido, que está orinando
vigorosamente en cuclillas, a la luz de la luna. Ese hombre le
confía que su profesión es robar los dientes de oro de los cadáveres,
trajeados de blanco que los parsis dejan en esa torre. Dice
otras cosas viles y menciona que hace catorce noches que no se
purifica con bosta de búfalo. Habla con evidente rencor de ciertos
ladrones de caballos de Guzerat, "comedores de perros y de lagartos,
hombres al cabo tan infames como nosotros dos". Está
clareando: en el aire hay un vuelo bajo de buitres gordos

NABOKOV-421

No parece que me haya reconocido al momento; y también esta vez se quedó quieta durante
un instante, en la acera de enfrente, volviéndose a medias en una suerte de
incertidumbre no exenta de curiosidad, y lo único que hacía ademán de moverse hacia mí era su bufanda amarilla, como uno de esos perros que te reconocen antes de que lo hayan hecho sus dueños; luego dio un grito, levantó las manos, y todos los
dedos iniciaron una especie de danza, y en mitad de la calle, con la impulsividad y
franqueza de una vieja amistad (de la misma forma que al despedirse de mí siempre
lo hacía con la señal de la cruz sobre mi rostro), me besó tres veces con más boca
que sentido y luego se puso a pasear a mi lado, colgándose de mí, ajustando con
dificultad su paso al mío, debido a su estrecha falda marrón negligentemente
abierta en un costado

Captura  183     183*3=549-421=128

Los días eran cálidos y breves, y pasaban tristemente. La noche del 15 de septiembre, Michel tuvo un sueño inusitadamente agradable. Estaba con una niña que cabalgaba por el bosque, rodeada de flores y mariposas (al despertar se dio cuenta de que esta imagen, que había resurgido al cabo de treinta años, era la de los títulos del Príncipe Zafiro, un culebrón que veía los domingos por la tarde en casa de su abuela, y que llegaba con tanta precisión al corazón). Un momento después caminaba solo en mitad de un valle inmenso, sembrado de altas hierbas. No veía el horizonte, las colinas verdes parecían extenderse hasta el infinito bajo un cielo luminoso, de un hermoso gris claro. Pero seguía andando, sin vacilación ni prisa; sabía que a algunos metros bajo sus pies fluía una corriente subterránea, y que sus pasos le conducirían inevitablemente, por instinto, a lo largo del río. A su alrededor, el viento hacía ondular las hierbas.

BOLAÑO-2666     421

Rosa Méndez habló de su pasión por el cine y en ese momento
Óscar Amalfitano le preguntó si sabía qué era el movimiento
aparente. Pero la respuesta, como no podía ser de otra manera,
no la dio su amiga, sino Charly Cruz. El cual dijo que el movimiento
aparente es la ilusión de movimiento provocada por la
persistencia de las imágenes en la retina.
–Exactamente –dijo Óscar Amalfitano–, las imágenes permanecen
durante una fracción de segundo en la retina.

descubierto el principio, se lanzó como un tiburón
a experimentar con diferentes artefactos construidos por él mismo,
con el objetivo de crear efectos de movimiento mediante la
sucesión de imágenes fijas pasadas a gran velocidad. Entonces
nació el zoótropo.
–¿Sabe usted qué es? –dijo Óscar Amalfitano.
–Tuve uno de niño –dijo Charly Cruz–. Y también tuve un
disco mágico.
–Un disco mágico –dijo Óscar Amalfitano–. Qué interesante.
¿Se acuerda de él? ¿Me lo podría describir?
–Se lo podría hacer ahora mismo –dijo Charly Cruz–, sólo
necesito una cartulina, dos lápices de colores y un hilo, si no
me acuerdo mal.
–Ah no, ah no, ah no, no es necesario –dijo Óscar Amalfitano–.
Con una buena descripción me basta. En cierta forma
todos tenemos millones de discos mágicos flotando o girando
dentro del cerebro

MURIEL BARBERY-LA ELEGANCIA DEL ERIZO    170*3=510-421=89

Fuera de tiempo
Bajo el globo caen los copos.
Ante los ojos de mi memoria, sobre la mesa de la señorita, mi maestra
hasta la clase de los mayores del señor Servant, se materializa la pequeña bola
de cristal. Cuando nos habíamos portado bien, se nos permitía darle la vuelta y
sostenerla en la palma de la mano hasta que cayera el último copo al pie de la
torre Eiffel cromada. Aún no había cumplido siete años y ya sabía que la lenta
melopea de las pequeñas partículas algodonosas prefigura lo que siente el
corazón durante una gran alegría. La duración se ralentiza y se dilata, el ballet
se eterniza en la ausencia de obstáculos, y cuando se posa el último copo,
sabemos que hemos vivido ese instante fuera del tiempo que es la marca de las
grandes iluminaciones. A menudo, de niña, me preguntaba si estaría a mi
alcance vivir instantes semejantes y hallarme en el corazón del lento y
majestuoso ballet de copos, liberada por fin del tedioso frenesí del tiempo.
¿Es eso acaso, sentirse desnuda? Libre el cuerpo de el espíritu no se libera
sin embargo de sus aderezos. Pero la invitación del señor Ozu había provocado
en mí el sentimiento de esa desnudez total que es la del alma sola y que,
nimbada de copos, provocaba ahora en mi corazón una suerte de deliciosa
quemazón.
Lo miro.
Y me zambullo en el agua negra, profunda, helada y exquisita del
instante fuera del tiempo.


 

GAO XINGJIAN
LA MONTAÑA DEL ALMA
Traducción de Liao Yanping y José Ramón Monreal  307*2=614-421193

«Tú» y «ella» y «él» e incluso «ellos» y «ellas», a pesar de que son imágenes quiméricas, tienen
para mí un contenido más importante que el pretendido «nosotros». Si digo «nosotros», me entran
dudas al instante, pues ¿cuántos «yoes» incluye? O bien, ¿cuántos reflejos opuestos a «yo» hay,
siluetas de «tú» y de «yo», de «ella», a los que «él», «tú» y «yo» dan origen bajo forma de
fantasmas, así como de «ellos» y «ellas» que son todas las figuras animadas de «él»? Nada más
engañoso que este «nosotros»

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