jueves, septiembre 20, 2012

¿DONDE SE FUE LA VACA?

                                                           

               

           

 

                                                           

JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS   175

Saltarín como era el azuleño, resultaba inalcanzable para el
facón de su rival, prolongándose la lucha en perjuicio de Wenceslao.
Desde arriba de la parva un peón de Doña Hipólita, eme
había cerrado la puerta de su pulpería en vista del cariz de la
cuestión, presenciaba atemorizado las alternativas de la pelea.
Resuelto Wenceslao a obtener una decisión, descubrió su guardia
ofreciendo su brazo izquierdo protegido por el poncho que tenía
arrollado. Cayó como el rayo el del Azul con un terrible hachazo
descargado sobre la muñeca de su contrincante al tiempo que la
punta aguzada del facón de Wenceslao lo alcanzaba en un ojo.
Un alarido salvaje rasgó el silencio de la pampa, y el azuleño puesto
en fuga se refugió tras la sólida puerta de la pulpería mientras
Wenceslao pisaba su mano izquierda sostenida por una tira
de piel y de un tajo- la separaba del brazo, metía el muñón en
la pechera de su blusa y corría tras del fugitivo, rugiendo como
un león y reclamando su presencia para continuar la lucha

VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos      175

Erwin se inclinó, besó su gran guante negro, que cubría cinco dedos extendidos y
con una tosecita se metió en la oscuridad. Caminó con esfuerzo, le dolían las piernas
y le agobiaba pensar que al día siguiente era lunes y que le costaría mucho
levantarse de la cama.

Sura 5 Al-Ma’ida (El Ágape)              175

(11) ¡Oh vosotros que habéis llegado a creer! Recordad las bendiciones que Dios os dispensó
cuando una gente [enemiga] estaba a punto de poneros las manos encima20 y Él contuvo
sus manos. Manteneos, pues, conscientes de Dios: y que en Dios pongan los creyentes su
confianza.

RUIZ ZAFON CARLOS-EL PRISIONERO DEL CIELO  175

Me comentaba Oswaldo que el otro día atendió usted a un caballero mayor, cojo y bastante cascado al que le faltaba una mano y algunos dedos de la otra...

—Lo recuerdo. A los mancos siempre los recuerdo. Por lo cervantino, ¿sabe?

—Claro. ¿Y podría decirme cuál fue el asunto que le trajo aquí?

Luisito se agitó en su silla, incómodo con el giro que había tomado la conversación.

—Mire, esto es casi como un confesionario. La confidencialidad profesional prima ante todo.

 

2012-08-30 11.33.02                       

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