jueves, mayo 29, 2014

LA PALOMA Y EL PERRO CONTEMPLANDO LA SALIDA DEL SOL.






VLADIMIR NABOKOV    CUENTOS   359

«¡Soy de verdad! ¡Soy real!». Mientras esta euforia soleada
lograba mantenerse en la superficie, la tristeza innata de nuestro amor no iba más
allá de una devoción hacia un pasado inexistente. Pero cuando Katya y yo nos
volvimos a encontrar en San Petersburgo, después de más de una nevada, y cuando
los adoquines de piedra ya hubieron adquirido esa pátina amarillenta —una mezcla
de hielo y de mierda de caballo—, sin la cual no me puedo imaginar una ciudad
rusa, la grieta entre nosotros emergió a la superficie, y nos quedamos desnudos con
nuestro tormento.
La veo ahora, en su abrigo de piel de foca negro, con su gran manguito y sus botas
ribeteadas de piel, caminando esbelta, como si llevara zancos, por una acera muy
resbaladiza; y también vestida con un traje de cuello alto, negro, sentada en un
diván azul con el rostro empolvado a conciencia para ocultar que había estado
llorando con ganas. Cuando iba caminando a su casa por las noches y cuando volvía
después de medianoche, yo reconocía, entre la noche granítica, bajo un cielo
helado, gris de paloma a la luz de las estrellas, los hitos imperturbables e inmutables
de mi itinerario, siempre aquellos mismos enormes objetos de Petersburgo,
edificios solitarios de tiempos legendarios, adornando los baldíos nocturnos y
dándole la espalda al viajero como siempre hace la belleza.


 
JAMES JOYCE  ULISES   359

Esperó al lado del mostrador, inhalando
el penetrante vaho de drogas, el polvoriento olor
seco de esponjas y loofahs. Se emplea mucho
tiempo en hablar de nuestros dolores y
sufrimientos.
—Aceite de almendras dulces y tintura de
benjuí —dijo el señor Bloom— y también agua
de azahar.
Ciertamente hacía su piel tan delicada
como la cera.
—Y cera blanca también —dijo.
Hace resaltar el color sombrío de sus ojos.
Me miraba, la sábana levantada hasta los ojos,
española, oliéndose a sí misma, cuando me
estaba arreglando los gemelos en los puños.
Esas recetas caseras son frecuentemente las
mejores: frutillas para los dientes: ortigas y
agua de lluvia, harina de avena macerada en
cuero de manteca, dicen. Alimento de la piel.
Uno de los hijos de la vieja reina, ¿era el duque
de Albany?, tenía una sola piel. Leopoldo sí.
Nosotros tenemos tres. Verrugas, juanetes, y
granos para que sea todavía peor. Pero también
quieres un perfume. ¿Qué perfume usas tú?
Peau d'Espagne. Esa flor de azahar. Jabón de
crema pura. El agua es tan fresca. Lindo
perfume tienen esos jabones. Tengo tiempo para
darme un baño en la esquina. Hammam. Turco.
Masaje.
 


 
JORGE LUIS BORGES
OBRAS COMPLETAS   359

El pasado está en su presente, asi como también
el porvenir. Nada transcurre en¡ ese mundo, en el que persisten
todas las cosas, quietas en la felicidad de su condición.
Paso a considerar esa eternidad, de la que derivaron las subsiguientes.
Es verdad que Platón no la inaugura —en un libro
especial, habla de los "antiguos y sagrados filósofos" que lo
precedieron— pero amplía y resume con esplendor cuanto imaginaron
los anteriores. Deussen lo compara con el ocaso: luz apasionada
y final. Todas las concepciones griegas de eternidad
convergen en sus libros, ya rechazadas, ya exornadas trágicamente.
Por eso lo hago preceder a Ireneo, que ordena la segunda
eternidad: la coronada por las tres diversas pero inextricables
personas.
Dice Plotino con notorio fervor: Toda cosa en el cielo inteligible
también es'cielo, y allí la tierra es cielo, como también lo
son los animales, las plantas, los varones y el mar. Tienen por
espectáculo el de un mundo que no ha sido engendrado. Cada
cual se mira en los otros.

                                    DANZA DEL SOL DE LOS INDIOS PIE NEGRO



                                             http://www.youtube.com/watch?v=q4Iqpim6sy0

No hay comentarios: