Experimento confronta ondas de sonido con fuego y el resultado es espectacular
Aprovechando que cada sonido tiene su propio sello vibratorio, el CymaScope utiliza el agua como vehículo para visibilizar los sonidos. Básicamente lo que hace es grabar las vibraciones producidas por una onda sonora sobre la superficie de un contenedor con agua destilada –cuya tensión es tan alta que registra claramente las huellas de cada sonido. Curiosamente, al ver las formaciones que resultan de esta traducción de audio a visual, notamos que las ondas sonoras no se ven como una simple sucesión lineal sino que se combinan y entremezclan para crear configuraciones complejas, particularmente estéticas, que remiten a formas ‘mandálicas’, acuosas, e híper-responsivas. John Stuart Reid y Erik Larson, creadores del dispositivo, se refieren a esta peculiaridad:
Si tus ojos pudieran ver la música, a diferencia de lo que muchos creemos esta no aparecería como ondas, sino como hermosas burbujas holográficas con formas increíbles que recuerdan a un caleidoscopio.
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