Natrón SAL DIVINA
El Natrón era un compuesto mineral de color blanquecino, que adoptaba la forma de una sal natural y es el nombre del bicarbonato sódico más antiguo conocido.El Natrón era una mezcla natural compuesta por carbonato sódico, bicarbonato sódico, cloruro sódico y sulfato sódico. Precisamente, su riqueza en sodio originó el vocablo latino natrium, sodio. Normalmente se extraía de yacimientos naturales, principalmente en Uadi-el-Natrum, entre el Cairo y Alejandría.
Fue utilizado por los antiguos egípcios para la higiene de la boca, la desecación de cadáveres durante el proceso de momificación, la composición de medicinas y cremas de belleza, para purificar el agua y en los ritos diarios de purificación del templo. A los Dioses se les ofrecían cuatro granos de sosa como ofrenda.
La utilidad más frecuente por la cual lo conocemos, es por ser empleado como parte del proceso de momificación. El Natrón servía para deshidratar los cuerpos que posteriormente serían momificados. El cuerpo se cubria con abundante Natrón permaneciendo así durante 35 y 40 días, de forma que el cuerpo al estar totalmente deshidratado, ya no se descomponía.
También se utilizaba en la fabricación de cerámica vítrea como la fayenza.
La sal de la tierra
Quién es y cómo piensa Benedicto XVI
http://www.palabra.es/detalle.aspx?Codart=060019260 aniversario de la película 'La sal de la tierra'
http://www.rtve.es/alacarta/videos/dias-de-cine/60-aniversario-pelicula-sal-tierra/2447564/
GLANDULA DE LA SAL Se encuentran en aves y reptiles y se encargan de secretar un líquido muy concentrado en sales. Son muy importantes en ambientes con estrés osmótico importante como el desierto.Se ubican en el Encéfalo por encima de los ojos. Están formadas por lóbulos de cerca de 1 mm de diámetro cada uno de los cuales drena por unos túbulos secretores ramificados y por un canal central a un conducto central hasta las fosas nasales.La glándula de la sal estaría organizada como un sistema en contracorriente que puede ayudar a concentrar sales en el líquido segregado.Está controlada por control neural directo a través de los nervios parasimpáticos y por un sistema neuroendocrino.La acetilcolina liberada por estas neuronas estimula directamente la excreción de sal, e incrementa la secreción porque produce vasodilatación
Animales petrificados: Lago Natron se convierte en trending topic para Google
Aunque sus características son conocidas por los nativos desde épocas remotas, recientes fotos del lago Natron –en Tanzania, África- provocaron impactos de tal magnitud en las redes que Google ya lo caracteriza como trending topic.
Lago Natron: sal y muerte
http://www.entretantomagazine.com/2013/10/09/lago-natron-sal-y-muerte/
ANDRÉ MALRAUX LA CONDICION HUMANA 125
—Porque no me gusta que las mujeres
a quienes amo sean besadas por los
demás.
La frase hizo brotar en Kyo todo el
sufrimiento que había olvidado: se sintió,
de pronto, separado de Chen. Habían
llegado al río. Chen cortó la cuerda
de una de las canoas amarradas, y
abandonó la orilla. Kyo no le veía ya; pero
oía el chapoteo de los remos, que dominaba,
a intervalos regulares, la ligera resaca
del agua contra las márgenes. Conocía
a los terroristas. No se planteaban
problemas. Formaban parte de un
grupo: insectos matadores, vivían de su
unión en una estrecha colectividad trágica.
Pero, Chen... Continuando su pensamiento,
sin cambiar de paso, Kyo caminaba
en dirección al puerto. «Su barca
será detenida a la salida...»
El crímen de un académico Anatole France 125
Al día siguiente, el pobre viejo quiso levantarse pero no pudo. Era fuerte la mano
invisible que le retenía extendido sobre su cama. El pobre viejo así clavado se resignó a no
moverse, pero sus ideas no dejaron de agitarse.
Sin duda padecía una fiebre muy alta, porque la señorita Préfére, los abates de Saint-
Germain-des-Prés y el mozo de comedor de la señora de Gabry se le aparecieron en formas
fantásticas. Principalmente el mozo de comedor, gesticulaba y se alargaba sobre mi cabeza
como una gárgola de catedral. Creí ver mucha gente, demasiada gente en mi habitación.
Los muebles de mi cuarto son antiguos: el retrato de mi padre con uniforme, y el de
mi madre con un vestido de seda, destacan de la pared sobre un papel rameado en verde.
Sé, y lo sé muy bien, que todo ello está muy deslucido. La estancia de un pobre viejo no
debe ser presuntuosa; limpia sí, de lo cual se encarga Teresa. Tampoco está falta de
adorno; lo bastante para recreo de mi espíritu que se conserva infantil y bobalicón .Hay en
las paredes y sobre los muebles objetos que, de ordinario, me hablan y me alegran. Pero
¿qué quieren hoy de mí todos ellos? Se han vuelto chillones, gesteros y amenazadores. Esa
estatua, moldeada en una de las Virtudes teologales de Nuestra Señora de Brou, tan
ingenua y tan graciosa en su estado natural, hace hoy contorsiones horribles y saca la
lengua. Esa hermosa miniatura, en la cual uno de los más suaves discípulos de Juan
Fouquet se presentó con el cordón de los hijos de San Francisco, de rodillas y en actitud de
ofrecer su libro al buen duque de Angulema, ¿quién la sacó de su marco para poner en su
lugar una monstruosa cabeza de gato que me mira con ojos fosforescentes? El rameado del
papel también se ha convertido en cabezas en cabezas verdes y disformes... Todo es
mentira; son, lo mismo ahora que hace veinte años, hojas impresas y nada más... Pero...
¡bien decía yo que son cabezas con ojos, nariz y boca; sí, cabezas...! Ya comprendo: son a
un mismo tiempo cabezas y hojas. ¡Cuánto me gustaría no verlas!
A mi derecha, la preciosa miniatura del franciscano ha vuelto a su sitio; pero me
parece que la mantengo sujeta por un fatigoso esfuerzo de voluntad, y si me canso, la
monstruosa cabeza de gato puede reaparecer. No deliro; veo a Teresa junto a mi cama; oigo
que me habla, y la respondería con perfecta lucidez si no estuviera tan ocupado en
conservar la verdadera forma de todos los objetos que me rodean.
Ya llega el médico. Yo no le mandé llamar, pero tengo mucho gusto en verle. Es un
antiguo vecino a quien di poco trabajo y a quien aprecio bastante. No le digo casi nada;
estoy en pleno juicio y me vuelvo astuto, pues acecho sus actitudes, sus miradas y los
menores gestos de su fisonomía. Es avisado el doctor y me oculta lo que piensa.
125
Bachmann, con su sombrero negro hundido hasta las cejas, estaba sentado en su
camerino, tamborileando con tristeza sobre la mesa con un solo dedo. La gente
hablaba preocupada a su alrededor. Una hora más tarde, el público empezó a
ocupar sus asientos en el auditorio. El escenario blanco y muy iluminado, adornado
a cada lado con los cañones del órgano, el reluciente piano negro, con la cola
levantada, y la humilde seta que constituía el asiento..., todo ello esperaba en su
perezosa solemnidad a un hombre de manos suaves y húmedas, que en un momento
podía despertar un huracán de sonidos en el piano, en el escenario y en la enorme
sala de conciertos, donde, como gusanos pálidos, los hombros de las mujeres y las
calvas de los hombres se movían y brillaban.
Y, finalmente, Bachmann entró trotando en el escenario. Sin prestar la más mínima
atención al trueno de bienvenida que se inició como un cono compacto para
disolverse después en aplausos dispersos, cada vez más débiles, empezó a hacer
girar el disco del asiento, arrullándolo ávidamente y, tras acariciarlo, se sentó al
piano. Mientras se limpiaba las manos, miró hacia la primera fila con su sonrisa
tímida. Abruptamente, su sonrisa se desvaneció y Bachmann hizo una mueca. El
pañuelo cayó al suelo. Su mirada atenta resbaló una vez más por la hilera de rostros
y tropezó, por así decir, con la butaca vacía del centro. Bachmann cerró el piano de
un golpe, se levantó, caminó hasta el mismo borde del escenario, y poniendo los
ojos en blanco y levantando los brazos como una bailarina de ballet, ejecutó dos o
tres pasos ridículos. El público se quedó de piedra. De los asientos posteriores
surgió un conato de risa. Bachmann se detuvo, dijo algo que nadie oyó y, a
continuación, con un gesto arrogante y teatral, enseñó la minga a todos los
presentes.
COMO CONSEGUIR ELECTRICIDAD CON SAL Y UN IMAN.
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