martes, septiembre 30, 2014

MI PERRO ADIVINA LAS ERUPCIONES VOLCÁNICAS.







                                                J.M.COETZE  DESGRACIA  






                   VLADIMIR NABOKOV   LA DEFENSA  

¿Dónde están?, ¿dónde están? —se esforzaba Günther en preguntar—. ¿Dónde están los otros?
Un momento antes, todos habían estado sentados en torno a una mesa de roble, treinta muchachos más o menos, felices, inteligentes, treinta jóvenes muy trabajadores que celebraban el quinto aniversario del fin de sus estudios con unas cuantas canciones y el sonoro tintineo de los brindis, treinta jóvenes que tan pronto como empezaron a dispersarse para regresar a sus hogares se encontraron víctimas de la náusea, la oscuridad y la terrible inseguridad de las calles.

Los otros están allí —dijo Kurt con un amplio gesto, que volvió desagradablemente a la vida a la pared más próxima; se inclinó hacia adelante y luego con alguna dificultad volvió a enderezarse—. Se han ido, se han ido —declaró con tristeza.




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