MOLECULA DE AMONIACO
el Apóstol Santiago ve acercarse una misteriosa barca de piedra, y en ella contempla a la Virgen llena de hermosura y majestuosidad. La Virgen le da ánimos y le comunica el éxito de sus predicaciones en esta tierra, y le ordena que vuelva a Jerusalén, puesto que había cumplido su cometido.
Cuenta también la leyenda, que la Virgen como muestra de amor al Apóstol le regala una imagen suya y que el Apóstol le levanta un altar bajo aquellas piedras.
Quiero ver la sed
adentro de las sílabas:
quiero tocar el fuego
en el sonido:
quiero sentir la oscuridad
del grito.
Quiero palabras ásperas
como piedras vírgenes.
—Pablo Neruda.
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