TORTURA BLANCA
La definición que la Convención de las Naciones Unidas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes de 1948, hace de la tortura: " ... todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instancia suya o con su consentimiento".La tortura blanca también tiene un aspecto físico, si bien reviste unas características que podríamos definir como “pasivas” frente a las tradicionales formas “activas” de la tortura convencional. Con esto nos referimos a situaciones como la privación del sueño, la obligación a mantenerse posturas incómodas y muchas veces anti-naturales o las asfixias con bolsas de plástico, técnicas que en su aplicación se enfocan a lo corporal pero que, por una parte, no dejan marcas y, por otro lado, pretenden causar un mayor daño psíquico que físico. La evolución y aplicación de estas técnicas de tortura blanca están más desarrolladas en los estados occidentales que intentan mantener su apariencia de “democracias formales” y “estados de derecho”, puesto que son unas torturas mucho más difíciles de demostrar en los juzgados, donde no hay pruebas físicas que aportar. Esto es así porque muchas veces estas técnicas se concentran en la agresión sensorial (exposición a sonidos y luces intensos) o incluso en la privación sensorial (pasar horas en oscuridad y silencio totales). Algunas técnicas son tan puramente psicológicas que se presentan de una forma sólo verbal, o se trata de simulaciones (simulación de ejecución, simulación de agresión sexual, etc.) que juegan con el miedo de la persona detenida que puede, en su subconsciente, llegar a vivir y sufrir como reales situaciones fingidas por sus torturadores.
En muchas ocasiones estas técnicas se combinan para intensificar su efecto, así, tras un largo período de privación de sueño, agresiones verbales, alteraciones sensoriales (a veces con aplicación de sustancias psicoactivas) llega una simulación (como puede ser la de convencer a la persona detenida que en la habitación de al lado se está dando una paliza a un familiar, paliza de la que oiría los golpes y gritos) que puede terminar por romper la resistencia psíquica y emocional de la persona para que firme una autoinculpación reconociendo haber hecho cosas que nunca han ocurrido. Una grabación sin audio de una sesión de este tipo lo único que mostraría es una persona nerviosa que no puede dormir y a la que en ningún momento se le ha puesto la mano encima.
Mientras se duerme las heridas se curan más rápido (o se curan más lentamente si se duerme menos); el sueño también parece afectar al sistema inmunitario.Algunos animales pueden dormir primero con una mitad de su cerebro y luego con la otra mitad, para permanecer alerta y evitar los peligros.no hay un consenso sobre por qué necesitamos dormir exactamente: hay un montón de teorías que parecen tener bastante sentido: descansar, regenerarse, procesar la memoria, protección… pero no está clara la razón última, si es que acaso la hay, ni si es sólo una. Incluso se cree más bien que dormir podría ser un efecto colateral de alguna función primitiva y que la explicación pudiera no tener mucho sentido actualmente, o incluso que tal vez estemos haciendo las preguntas equivocadas
La privación de sueño puede afectar adversamente la función cerebral. Un estudio realizado en el 2000 por la Escuela de Medicina y el Sistema de Salud de Asuntos de Veteranos en San Diego (California) usó tecnología de imagen por resonancia magnética funcional para monitorear la actividad en el cerebro de un grupo de sujetos privados de sueño que desempeñaban tareas sencillas de aprendizaje verbal.14 El estudio permitió descubrir que algunas regiones de la corteza prefrontal del cerebro presentaban un mayor nivel de actividad en sujetos más somnolientos. Según la tarea, el cerebro intentaba compensar por efectos adversos causados por falta de sueño. El lóbulo temporal, el cual es la región implicada en procesamiento de lenguaje, estaba activado durante el aprendizaje verbal en los sujetos que sí habían descansado, pero no en los sujetos que no habían dormido. El lóbulo parietal, el cual no se activa durante ejercicios verbales en los que descansaron, era más activo en quienes no habían dormido. Mientras que el desempeño memorístico fue menos eficiente con la privación de sueño, se observó que había una asociación entre una mayor actividad en la región parietal y un mejor nivel de memoria.
En 2001, un estudio del Instituto Médico de Chicago sugirió que la privación de sueño puede vincularse con enfermedades más graves, como por ejemplo las cardiopatías y trastornos mentales como la psicosis y el trastorno bipolar. Estudios con animales sugieren que la privación de sueño genera un incremento de hormonas del estrés, lo cual puede reducir la producción de células nuevas en cerebros adultos.
describió su experiencia con la privación del sueño de la siguiente manera: "En la cabeza del prisionero se empieza a crear una niebla. Su espíritu está cansado hasta la muerte, sus piernas inestables, y tiene un único deseo: dormir. Cualquiera que haya experimentado este deseo sabe que ni siquiera el hambre y la sed son comparables con ella".
La violencia sadomasoquista habitualmente suele ser de orden psíquica y consiste en amenazas o en actitudes adoptadas para asustar, para dominar o castigar, e inclusive para humillar.
Tanto el sádico como el masoquista se sirven de su facilidad de ser excitados por el sufrimiento real o simbólico, activo o pasivo, para llegar al orgasmo.
la sexualidad a través de la violencia es un hecho esencial para la comprensión de la vida erótica de estos individuos.
A veces esta violencia se transforma en una especie de violencia moral, que explicaría la atracción especial que tienen para ciertos individuos la seriedad exagerada, la disciplina rígida, el sentido de renuncia, la humillación o el castigo en general.
VLADIMIR NABOKOV
La defensa Luzhin
Y era cierto
que Luzhin estaba cansado. En los últimos tiempos había jugado con
excesiva frecuencia y de modo poco sistemático; le fatigaba sobre
todo jugar a ciegas, un espectáculo muy bien pagado que realizaba de
buena gana. Encontraba en ello un profundo placer: no tenía que
tratar con piezas visibles, audibles ni palpables, que por la
singularidad de su forma y la textura de la madera le causaban
permanente desazón, aparte que las veía tan sólo como la burda
envoltura mortal de las exquisitas e invisibles fuerzas del ajedrez.
Cuando jugaba a ciegas era capaz de sentir esas diversas fuerzas en
su pureza original. No contemplaba entonces las talladas crines de
los caballos ni las cabezas brillantes de los peones, pero sentía
con toda claridad que esta o aquella casilla imaginaria estaba
ocupada por una fuerza definida y concentrada, de modo que le era
posible concebir el movimiento de una pieza como una descarga, una
sacudida o el fulgor de un relámpago, y el tablero entero de ajedrez
se imantaba de tensión, y sobre esa tensión él ejercía un dominio
total, concentrando aquí y liberando allá toda la energía
eléctrica. De esa manera jugaba contra quince, veinte o treinta
adversarios, y por supuesto el elevado número de tableros resultaba
agotador, puesto que alteraba el tiempo real del juego, pero el
cansancio físico no era nada en comparación con la fatiga mental
que era su premio por el intenso esfuerzo y el éxtasis implícito en
el juego mismo, que él dirigía desde una dimensión celestial en la
que sus instrumentos eran cantidades incorpóreas. Además aquellas
partidas a ciegas, y las victorias que le proporcionaban, eran un
consuelo para él porque en los últimos años no había tenido
suerte en los torneos internacionales; se había levantado una
barrera invisible que le impedía ser el primero: Valentinov se lo
había profetizado en el pasado, poco antes de que se separaran.
—Brilla
mientras puedas —le había dicho después de un inolvidable torneo
en Londres, el primero después de la guerra, en el que el joven
ajedrecista ruso de veinte años había resultado vencedor—.
Mientras puedas —repitió astutamente Valentinov—, porque no vas
a ser un niño prodigio por mucho tiempo.
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