YASUNARI KAWABATA-EL CLAMOR DE LA MONTAÑA 666
No hay viento.La luna brillante,casi luna llena.La humedad de la noche.El contorno de los árboles dibujando borrosamente la cumbre del pequeño monte.Inmóviles.No hay viento.Las hojas de los helechos,al pie de la galería donde se encuentra Shingo,tampoco se mueven.Dudó si seria el mar.En el fondo de algunas cañadas entre los montes de Kamakura hay noches en que se oye el rumor de las olas….No,Era el clamor de la montaña.Era como el sonido de un viento lejano,pero con una fuerza profunda,como el temblor de tierra.A la vez,le parecía estar oyéndolo dentro de su cabeza.El sonido cesó.Y,entonces,se vio asaltado por el miedo.Sintió un escalofrió:¿se le anunciaba la muerte?¿El sonido del viento ?¿El rumor del mar?¿Un zumbido en sus oídos?Estaba cierto de que no había oído nada de eso.Lo que había oído era el clamor de la montaña.Era como si un diablo hubiese pasado de pronto haciendo vibrar el monte
JAMES JOYCE
ULISES 666
Si el terremoto no le
hubiera llevado el compás tendríamos que saber
dónde situar al pobre Wat, sentado en su cama
de liebre, el aullido de los sabuesos, la brida
tachonada y las ventanas azules de ella. Ese
recuerdo, Venus y Adonis, yace en el dormitorio
de Londres. ¿Es Catalina una arpía repulsiva?
Hortensio la llama joven y hermosa. ¿Creen
ustedes que el autor de Antonio y Cleopatra, un
peregrino apasionado, tenía los ojos atrás de la
cabeza para escoger la atorranta mas fea de
todo Warchickshire y acostarse con ella? Bueno,
él la dejó y ganó el mundo de los hombres.
MO YAN LAS -BALADAS DEL AJO 666
Deberían haberte
disparado, maldito asesino.
—A mí no —el hombre de mediana
edad dejó escapar una risa
extraña—. Los únicos a los que van a
disparar son a los que están en el
corredor de la muerte.
Después de empujar los dos cuencos de esmalte hacia el pasillo a
través del agujero que había en la
puerta, el anciano se mojó los labios,
como una lagartija que come bolas
de grasa. Gao Yang se asustó al ver
sus dientes podridos y deformes, así
como sus ojos llorosos e infectados.
La quietud del pasillo se vio
interrumpida por el sonido de un
cacillo golpeando contra un balde de metal.
El ruido todavía se encontraba a
mucha distancia.
VLADIMIR NABOKOV
Cuentos completos 666
El título original ruso, «Korioliok» (literalmente, «un reyezuelo»), es, o se supone
que es, un modo de designar a un falsificador en la jerga rusa de los bajos fondos. Le
estoy sumamente agradecido al profesor Stephen Jan Parker que me sugiriera el
título de la versión inglesa («The Leonardo»), el término que correspondería a las
implicaciones semánticas del ruso en el argot americano, un término que brilla
deliciosamente con el majestuoso polvo de oro del nombre del Viejo Maestro. La
sombra grotesca y feroz de Hitler se cernía sobre Alemania en la época en la que
imaginé a esos dos bestias y a mi pobre Romantovski
Javier Cercas
Anatomía de un instante 270*3=810-666=144
Se dice que cuando el presidente del consejo de guerra que
juzgaba a José Sanjurjo por el intento de golpe de estado de agosto de 1932 le
preguntó al general quién respaldaba su intentona la respuesta del militar fue la
siguiente: «Si hubiera triunfado, todo el mundo. Y usted el primero, señoría». Es
mejor no engañarse: lo más probable es que, si hubiera triunfado, el golpe del 23
de febrero hubiese sido aplaudido por una parte apreciable de la ciudadanía,
incluidos políticos, organizaciones y sectores sociales que lo condenaron una vez
que fracasó; años después del 23 de febrero Leopoldo Calvo Sotelo lo dijo así:
«Qué duda cabe que si hubiera triunfado Tejero y hubiera habido un golpe de
Armada, pues a lo mejor la manifestación en su apoyo no hubiera sido de un
millón de personas, como lo fue la del día 27 en Madrid en apoyo de la
democracia, aunque quizá hubiera sido de ochocientas mil gritando: "¡Viva
Armada!"».
Roberto Bolaño
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Habrá que investigarlo,
le contestó Juan de Dios antes de marcharse para casa. Al
día siguiente, ya realizadas las pertinentes autopsias, el forense
se reafirmó en sus primeras apreciaciones y añadió que la
muerte de Herminia no se debía al balazo alojado en su nuca
sino a un paro cardiaco. La pobrecita, les dijo el forense a un
grupo de judiciales, no pudo resistir el trance de la tortura y las
vejaciones.
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